El Amor Eterno romance Capítulo 1786

Todavía estaba preocupada por Cedar, incluso después de que se fueron.

Aun así, sabía que eso tendría que pasar eventualmente. Además, era lo que él quería. Cedar anhelaba crecer. Esperaba volverse más fuerte, al igual que Zachary. Lo entendía, pero tendría que pasar por un largo y desafiante viaje para lograrlo. Con suerte, su deseo se haría realidad. También esperaba que el Hermano Mayor de los niños estuviera bien y a salvo.

Volví a la villa y vi a Bambi jugando con unos bloques de juguete con Bella.

Titubeé un poco, pero terminé enviándole un mensaje a Wallace.

[Caroline: Bambi está conmigo].

Wallace me respondió muy rápido.

[Wallace: ¿En Ciudad Wu?].

[Caroline: Sí. Ella misma encontró al colega de Florence y le pidió ayuda para llegar aquí. Ella te está rechazando. Tienes que encontrar alguna manera de resolver las cosas con ella].

[Wallace: No es que me esté rechazando. Más bien, ella solo se pone del lado de su Mami].

Me desconcertó lo que quiso decir.

[Caroline: ¿Qué quieres decir?].

[Wallace: Ella me preguntó si yo estaría con su Madre, pero le dije que no. Luego, de la nada exclamó que solo era la hija de Mami y se escapó. Investigué y descubrí que el incidente estaba relacionado con Lucas, pero no estaba seguro de los detalles. ¿Quién hubiera pensado que corrió hacia ti en su lugar?].

[Caroline: El Asistente Yair la trajo].

Wallace dejó de responder a mis mensajes después de eso, así que guardé mi teléfono y llevé a Bella al baño.

Bambi era una niña mucho mayor, por lo que le daba mucha vergüenza bañarse con nosotras.

Por esta razón, le dije a la niñera que la llevara a otro baño.

Después de bañarnos, llevé a las dos niñas a dar un paseo cerca. Nos encontramos con un invitado no deseado en el momento en que salimos de casa.

El hombre estaba mirando el muro de la villa. Lo había mirado fijamente durante mucho tiempo. No estaba segura de cuánto tiempo había estado allí. Aunque dudé un poco, me acerqué a él y lo saludé.

“Lucas, ¿por qué estás aquí?”.

El hombre desvió un poco la mirada, y luego me miró fijamente. Todavía tenía un paraguas rojo en la mano. Luego miró a Bella al lado de mi pierna y dijo: “Solo estoy de paso”.

“Ah, gracias por traer a Bambi”, dije yo.

“No te preocupes por eso. Ya me iré”.