El Amor Eterno romance Capítulo 1787

Lucas luego desapareció de mi vista por completo. Aparté la mirada con melancolía mientras llevaba a Bella y Bambi a caminar en dirección opuesta.

Mientras caminábamos por la calle, Bella preguntó: “Mamá, ¿por qué te sientes triste?”.

“Ese señor que vimos hace un rato siempre me decía que no lo compadeciera. A pesar de que él sentía que estaba bien, sin importar lo solo que estuviera, igual me sentí triste por él”.

“¿Por qué se siente triste ese extraño señor?”. Bella no podía entender, pero le encantaba hacer preguntas. A pesar de eso, ¿cómo podría explicárselo?

“Porque el señor no tiene familia”.

“Si ese es el caso, Bella quiere ser su familia”.

Bella habló con una mirada muy seria. Me consoló su reacción, y la besé en la mejilla.

Le pregunté: “Bella, ¿por qué quieres ser su familia?”.

“Porque Mamá dijo que no tiene familia. ¿Cómo una persona no va a tener familia? ¡Si él no tiene una, entonces yo seré su familia! ¡Además, Mamá también puede ser su familia!”.

A decir verdad, Lucas todavía tenía una familia en este mundo. Era solo que su madre solo tenía los ojos puestos en su riqueza.

De repente, me puse sentimental y dije: “Bella, no todos los que están relacionados por sangre en el mundo se consideran familia. Sin embargo, aquellos que siempre te tratan con ternura, cariño y aprecio, esos siempre serán tu familia. Tienes que apreciarlos si alguna vez conoces a alguien así. Debes apreciarlos mucho”.

“Hermano Mayor trata muy bien a Bella”, dijo Bella.

Dije sorprendida: “Porque Hermano Mayor es tu familia”.

“Pero las niñeras mencionaron que Hermano Mayor no está emparentado conmigo. Que no es un verdadero miembro de la familia. Todavía no entiendo por qué dirían eso. Hermano Mayor es obviamente mi hermano. Ahora que escuché lo que dijo Mamá, estoy segura de que Hermano Mayor es mi familia”.

Las niñeras les habían dicho demasiado a los niños.

Pensé en secreto que tendría que enseñarles las reglas. Naturalmente, no necesitaba preocuparme por eso yo misma. Más tarde, cuando tuviera tiempo, hablaría con Luna al respecto. Solo cargué a Bella por unos minutos antes de que comenzara a sentirme cansada.

Entonces, la bajé y posé sobre el suelo. Bambi y Bella corrieron libremente por la calle. Dado que la calle era de propiedad privada, no había otros coches circulando en ella.

De todos modos, nuestros guardaespaldas estaban en espera a lo lejos. Por esto, no había necesidad de preocuparse por su seguridad en absoluto.

Mientras caminábamos de regreso a casa, vi a una persona de aspecto familiar entre los guardaespaldas. Me acerqué y hablé con él. “¡Todavía estás aquí!”.

“Sí. El Señor Schick me pidió que me quedara como maestro de combate de Cedar”.

Estaba hablando con Sam. Lo pensé y pregunté: “¿Cómo está tu prometida?”.

Él me miró con una mirada de sorpresa y murmuró: “¿La conoces…?”.

“La conocí por casualidad, y escuché sobre su historia. Por eso pregunto por ella. Esa dama te ama de verdad. Deberías apreciarla”.

Sam respondió respetuosamente: “Gracias, señora Schick”.

Lleve a Bella de regreso a la villa después de hablar con Sam.

Como necesitaba hablar con Luna, le dije a Bambi que llevara a Bella a la sala de estar para jugar rompecabezas. También les dije a las niñeras que las cuidaran. Después de todo, todavía eran solo niñas. Me preocupaba que les pasara algo.

Fui a la villa de Luna y llamé a su puerta.

Mientras tanto, Pastor Tres y Pastor Cuatro movieron la cola y se sentaron a mi lado.

En ese momento, nadie me había abierto la puerta todavía, así que miré hacia el jardín y me quedé mirando el campo de flores eustoma, que ya estaban casi marchitas. De hecho, supuse que la flor favorita de mi padre debió haber sido el mirasol púrpura. Después de todo, conoció a Stella antes que a mi Madre.

Nada de eso era relevante ahora, ya que su amor y venganza ya habían terminado. Lo único que Luna estaba apreciando era su amor secreto por otro.

Cuando Luna abrió la puerta, se sorprendió al verme. “Carol, ¿me estabas buscando?”.

“Sí. Tengo algo que discutir contigo, Madre”.

Ella me cedió el paso.

Entré naturalmente y me senté en su sofá. Ella me sirvió una taza de té y preguntó: “¿Qué ocurre?”.

Dije con una sonrisa: “No voy a beber té. Madre, puedes beberlo. Me operarán mañana para extirparme el útero. Zachary agendó la cirugía para mí. De alguna manera, esperamos poder prevenir por completo que mi cáncer de útero vuelva a aparecer”.

Luna estuvo de acuerdo y dijo: “Puedes hacer eso, si es por razones de salud. De todos modos, no te arrepentirás ya que ya tienes dos hijos”.

“Madre, tengo tres hijos. Por favor, considera a Cedar como mi hijo también. Él es mi hijo, y lo será por el resto de su vida”.

Luna se sorprendió por mi comentario, pero respondió con una sonrisa. “Claro”.