El Amor Eterno romance Capítulo 1792

Isabella empacó su equipaje y bajó las escaleras después. Luego vio a su querido padre sentado en la sala de estar, leyendo el periódico. Ella miró su apuesto rostro y admiró su buen aspecto.

De repente dijo: “Papá, ¿cómo es que te ves igual después de tantos años? No te ves para nada viejo. ¡Harás que tu hija se enamore de ti fácilmente!”.

Zachary la miró con los ojos entrecerrados y comentó: “Estás loca por los hombres”.

Isabelle dejó su equipaje en el suelo y se acercó a Zachary.

Ella se frotó contra el costado de Zachary y dijo con una linda sonrisa: “Me gusta la gente apuesta. ¡Cómo puedo evitarlo cuando mi querido padre es tan guapo! Por cierto, papá, ¿cuándo conoceré a mi alma gemela? Por supuesto, tendrá que ser alguien encantador y fuerte. ¡También tendrá que tratarme tan bien como tú tratas a Madre!”.

Zachary dijo sin piedad: “Sigue soñando”.

La expresión de Isabelle se hundió inmediatamente después de escuchar eso. Era raro que Zachary bromeara con su hija. Tal vez fue porque él ya se había hecho mayor.

Zachary se burló de Isabelle. “No me habría fijado en una chica tan loca por los chicos como tú cuando era más joven. ¿Sabes por qué? ¡Porque eres superficial!”.

“¿Soy tan superficial así?”, preguntó Isabelle.

“Solo te soporto porque eres mi hija”, respondió Zachary.

Isabelle se quedó sin palabras, y se sintió aplastada por las palabras de su padre. Ella dijo deliberadamente: “Pero Mamá también está loca por los chicos. Ella dijo que le encanta tu buena apariencia. Papá, creo que a ti también te gusta eso. De lo contrario, ¿por qué dedicaste tanto esfuerzo a cuidar tu apariencia? No puedes simplemente…”.

“¿Todavía quieres viajar?”.

Zachary la interrumpió de inmediato. “¡Papá! ¡¿Cómo te atreves a amenazarme?!”.

Isabelle se levantó rápidamente y salió de la villa.

Isabelle durmió profundamente durante todo su vuelo.

Una vez que se bajó del avión, arrastró su equipaje y salió del aeropuerto. Vio que el cielo ya estaba oscuro una vez que salió. Caminó hasta el estacionamiento al aire libre y se encontró a Raphael allí.

Ella estaba tan feliz de ver la buena apariencia de su querido hermano, y rápidamente corrió a sus brazos. Ella fingió romper en llanto y se quejó: “Hermano, Padre me amenazó antes de irme. Leoncita está muy triste. Rápido, abrázame”.

Raphael bajó la mirada hacia su hermana menor. Él conocía muy bien su forma de ser.