Resumo de Capítulo 1990 – El Amor Eterno por Internet
Em Capítulo 1990, um capítulo marcante do aclamado romance de Romance El Amor Eterno, escrito por Internet, os leitores são levados mais fundo em uma trama repleta de emoção, conflito e transformação. Este capítulo apresenta desenvolvimentos essenciais e reviravoltas que o tornam leitura obrigatória. Seja você um novo leitor ou um fã fiel, esta parte oferece momentos inesquecíveis que definem a essência de El Amor Eterno.
Aunque Isabelle dijo que estaba preocupada por Cedar, él simplemente ignoró lo que dijo. Ella podía percibir claramente su frialdad.
Isabelle se levantó para tomar una pequeña olla que tenía a su lado y la colocó encima del fuego. No mucho después, Tom apareció y colocó una mochila negra al lado de Cedar.
Isabelle se sorprendió al ver a Tom.
"Tom, ¿qué haces aquí también?".
Tom explicó: "Señorita Schick, aunque usted no me haya traído, sigo trabajando para la familia Schick. Ya que el Señor Yach me pidió que viniera, tengo que obedecer sus órdenes".
Cedar era el hijo mayor de la familia Schick, así que no era incorrecto que Tom siguiera sus órdenes.
Isabelle asintió y preguntó: "¿Quieres agua caliente?".
Tom dijo rápidamente: "Mis colegas están cerca. Me reuniré con ellos y haré guardia. Señor Yach, acuérdese de ponerse la inyección".
Tom se fue rápidamente después de eso. Isabelle mantuvo su mirada fija en Cedar mientras hervía el agua.
Cedar abrió la mochila negra y sacó una jeringa, junto con una pequeña botella de líquido. Se inyectó una dosis del líquido desconocido en el brazo.
Isabelle sintió mucha curiosidad y preguntó: "Hermano Mayor, ¿qué te inyectaste?".
Cedar siguió guardando silencio.
De repente, Isabelle se dio cuenta de que el hombre no pensaba hablar con ella en absoluto. Desvió la mirada en silencio y vertió el agua hervida en una taza. Luego tomó la taza de agua caliente y la puso a su lado. Al ver la etiqueta de la botella de antes, finalmente se dio cuenta de que se había vacunado contra el tétanos.
Había resultado herido por su culpa. En ese momento, una punzada de intensa culpabilidad surgió del fondo de su corazón.
Tenía muy claro que a Cedar no le interesaba en absoluto hablar con ella por el momento, así que permaneció en silencio mientras volvía a su lugar habitual.
Cedar tomó la taza de agua caliente que ella puso a su lado y la bebió junto con el antiinflamatorio. Cedar parecía un poco cansado, quizás debido a su herida.
Preguntó: "¿Puedo descansar en la tienda?".
Isabelle se sorprendió por su pregunta.
"Ah, claro que puedes".
Comentários
Os comentários dos leitores sobre o romance: El Amor Eterno