El Amor Eterno romance Capítulo 2009

El equipo siguió avanzando. Caminaron y tomaron descansos en el camino.

Por la noche, Tom mencionó que podrían llegar a la cima el día siguiente. Sin embargo, cuanto más alto estaban del nivel del mar, más les faltaría el oxígeno.

El problema más grande era que no tenían suficientes tanques de oxígeno.

En otras palabras, menos de cinco personas podrían llegar a la cima. Si no podían traer a los guardaespaldas, no se podría garantizar su seguridad.

Finalmente, tres guardaespaldas fueron elegidos, incluido Tom.

Al día siguiente se prepararon para subir a la cima con equipo ligero. Isabelle dejó la mayor parte de su equipo en el lugar donde se detuvieron para pasar la noche. Ella solo trajo algunos equipos indispensables con ella.

Ella siguió a Cedar y se inclinó mientras subían. Cedar caminaba al frente, con pasos lentos pero firmes.

Isabelle estaba preocupada por su cuerpo.

Ya eran las dos de la tarde cuando se acercaban a la cima.

Cedar se quedó quieto y se dio la vuelta.

“Todavía quedan cincuenta metros”, dijo Cedar.

Estaba usando una máscara de oxígeno, al igual que Isabelle. Ambos ya estaban en un estado de agotamiento.

Cedar aún podía soportarlo. Después de todo, se había acostumbrado a esforzarse hasta quedar agotado después de todos esos años. Por otro lado, Isabelle casi se arrastra por la nieve.

Ella dijo débilmente: “Quiero descansar”.

La tormenta se hizo más y más grande. El fuerte viento seguía soplando sobre ellos y hacía un frío glacial. Isabelle estaba a punto de colapsar, pero no quería admitir la derrota.

Después de todo, estaba a solo cincuenta metros de llegar a la cima del Monte McKinley.

“Hermano Mayor, dime, ¿crees que es hermoso en la cumbre?”.

“No necesariamente. Puede ser diferente para muchas personas”.

Diferentes personas tenían diferentes sentimientos cuando veían algo. Para Cedar, la vista de la cumbre no era nada sorprendente.

“Lo único que veo ahora es solo la nieve blanca. La pendiente es tan alta. Deberías tener más cuidado. Algunas personas del equipo se cayeron por aquí y… Bah, olvídalo. ¿De qué tonterías estoy hablando?”.

Cedar sonrió y extendió su mano hacia ella.

Isabelle tomó su mano y dijo: “Vamos”.

Isabelle ya estaba en su límite. Cada paso que daba era una lucha. Tenía miedo de caerse, por lo que solo podía obligarse a seguir adelante.

Isabelle tuvo que usar toda su voluntad en la última parte de su viaje a la cumbre.

Cuando estaban a unos cinco metros de distancia, ella accidentalmente pisó mal. Pisó el aire y su cuerpo ya estaba pesado.

Estaba flotando sobre la pendiente norte. Lo único que la sostenía era Cedar, quien tomó su mano.

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