El Amor Eterno romance Capítulo 213

Yara estaba bien protegida por la familia Thompson. Ella no fue revelada al público; incluso yo recientemente había descubierto su existencia.

Estaba tan impresionada por ella que no tenía nada que añadir. Desde su nacimiento, esta joven fue bendecida e incluso nació en una gran familia como la familia Thompson, quienes la apoyaron en sus logros.

Respondí a su mensaje con un emoticón de ‘rosa’ en su lugar.

[Caroline: ¡Estoy muy impresionada! Voy a estacionar mi coche deportivo en tu casa. Cuando te aburras con eso, ¡me lo devuelves! Cuando te conviertas en policía en el futuro, ¡te regalaré el coche superdeportivo más nuevo del mercado!].

[Yara: Seguro].

‘Tch, una respuesta tan corta’.

‘Ni siquiera hubo un gracias’.

Sean de repente me llamó cuando casi estábamos llegando a nuestro destino.

“Querida, ¿ya llegaste a casa?”.

‘Querida…’.

No sentí nada por la forma en que me llamó. Sean siempre había sido el tipo de persona con quien bromear. Sin embargo, Zachary estaba sentado justo a mi lado.

No quería que él malinterpretara nada.

No quería que sintiera que yo intimaba con otro hombre. De lo contrario, él podría ponerse a distancia de mí. Joshua mencionó previamente que Zachary quería una mujer leal que no estuviera involucrada en ningún escándalo.

¡Pero, mírame a mí! ¡Estoy involucrada en innumerables escándalos! Escándalos que involucran a varios hombres.

Recordé que una vez hubo una tendencia de temas en Weibo etiquetado ‘Caroline y sus amantes’.

La palabra ‘amantes’ me enojaba.

“No me llames así”, le dije un poco enojada.

“¿Por qué? ¿No puedo llamarte cariño ahora? ¿Por qué no rechazaste eso cuando estábamos cariñosos? ¿Me rechazas ahora que tienes a Zachary? ¡Eres tan ingrata!”.

Sean explotó como una bomba en respuesta.

Zachary no era una persona acogedora, pero él seguía siendo un hombre, después de todo.

No había nada malo en probar la táctica de una dama con él, pero él permanecía indiferente y tranquilo cuando yo actuaba de esa manera.

Me decepcionó su falta de reacción. Le sostuve la mano fría y helada cuando no se lo esperaba. De repente se dio la vuelta para mirarme y me miró directamente a los ojos.

Su mirada era profunda, ardiendo con pasión.

“Segundo hermano, ¿me acompañas, por favor?”. Supliqué con voz de bebé.

La forma en que actué fue tan exagerada que yo misma no podía creerlo.

“¿Qué estás tratando de hacer?”, él frunció el ceño.

Su voz sonaba severa y digna, también un poco fría. Me asusté un poco.

“Segundo hermano, ¿podría ser que no entiendes mis sentimientos?”, le pregunté seriamente.