El Amor Eterno romance Capítulo 248

‘Un producto de las reglas decadentes de la familia Schick’.

Ese fue el comentario de Zachary sobre Noelle.

Era un comentario tan cruel y despiadado.

Ayer recordé aquella mujer elegante vestida de gala ayer.

Me acurruqué en el abrazo de Zachary y dije con gran propiedad: “Ella mantuvo una excelente conversación y entendió claramente su situación. Actuó de esa manera porque… Segundo hermano, ella no es un producto de las reglas decadentes de la familia Schick. Ella es simplemente una pobre mujer que quiere agarrarse de ti con fuerza…”.

Zachary respondió a mi comentario. No estaba interesado en asuntos que no le preocupaban. En cambio, él cambió el tema y preguntó: “¿Tienes sueño?”.

Sacudí mi cabeza y le contesté: “No, no tengo”.

Zachary frotó suavemente en mi rostro con sus dedos largos y pálidos. De repente, preguntó con incertidumbre: “Ha estado lloviendo mucho durante estos pocos últimos días. ¿Por qué viniste de repente al campo en medio de la noche?”.

Él me había hecho esa pregunta antes pero yo la había ignorado. Si no le hubiera dado una respuesta, él aún lo descubriría de una forma u otra.

Podría ser honesta y decirle que mis padres aún estaban vivos. Sin embargo, vacilé en lo profundo de mi corazón. No fue porque no creía en él, sino porque todavía estaba en un estado de confusión.

En ese momento, todavía no había descubierto la verdad. Si le decía la verdad, solo se le añadiría a sus problemas. Además, todavía no me había recuperado del impacto de descubrir mis orígenes...

Hasta ese momento, fue difícil para mí aceptar ese hecho. ¿Cómo mis padres biológicos se convirtieron de repente en mis padres adoptivos?!

Además, descubrí que todavía estaban vivos.

Mi mente estaba revuelta. Aturdida, murmuré: “Tengo algunos problemas personales. Todavía no he descubierto la verdad, así que todavía estoy confundida. Te lo diré una vez que la averigüe”.

Le retuve esa información, pero no tenía la intención de mantenerla en secreto. Zachary dejó de preguntar cuando vio que estaba perpleja.

Ligeramente respondí: “Oh”.

Miré a Zachary que estaba arriba de mí. Le di un beso íntimo con cariño. Sus labios estaban curvados y su sonrisa era ligeramente frívola.

Cuando vi su sonrisa, lo seguí con una risita.

La barbilla de Zachary se apoyó en la parte superior de mi cabeza mientras miraba mi actuación: “Sólo tú puedes actuar con tanta valentía e imprudencia frente a mí, sin embargo, nunca podría culparte”.

Zachary siempre había sido un hombre de pocas palabras. Usualmente, las conversaciones con él serían una forma de pregunta seguida por una respuesta, pero él disfrutaba hablar más que antes.

Sus palabras sensuales eran increíblemente íntimas. Le respondí como un gato que había recibido crema.

“Por supuesto, soy tu mujer, ¡así que tienes que mimarme!”.