El Amor Eterno romance Capítulo 292

Era un asesinato premeditado. Alguien se escondió a propósito en el lago para asesinarme.

Sin embargo, ¿quién en la familia Schick quería que muriera con tanta urgencia?

La familia Schick estaba formada por muchos parientes lejanos; cualquiera podía ser el culpable. De todos modos, no era el momento adecuado para pensar en ello. Recuerdo que ese hombre todavía caminaba hacia mí justo en ese momento. ¡Creo que vendrá a rescatarme!

Me arrastraron hasta el fondo del lago. Hice todo lo posible por mantener la calma mientras contenía la respiración. Cuando llegué al fondo del lago, vi a un hombre con una máscara de oxígeno y un tanque. Tenía un cuchillo afilado en la mano.

Seguí pateando mientras trataba de liberarme. De repente se abalanzó y nadó cerca de mí, cortándome las venas de la muñeca. Perdí sangre rápidamente en la corriente del agua.

Mi cerebro se aletargó mientras miraba hacia el agresor. Cuando quiso atacar de nuevo y apuñalar mi corazón, alguien abrazó mi cintura con fuerza. Me di la vuelta, pero no pude ver quién era. Sin embargo, estaba segura de que el hombre a mi lado debía ser Zachary.

¡Solo él me salvaría sin importar las consecuencias en la desesperación!

Zachary pateó al agresor y me llevó de regreso a la superficie. Cuando estaba a punto de asfixiarme, un beso frío aterrizó en la comisura de mis labios. En mi desesperación por sobrevivir, aspiré con fuerza ese poco de aire. Se dio cuenta del corte en mi muñeca y protegió mi herida de forma segura.

No mucho después, Zachary me sacó del lago. Yo estaba empapada mientras lo miraba, estupefacta.

Estábamos rodeados por los miembros de la familia Schick. Zachary me dio unas palmaditas en la mejilla y me llamó suavemente.

"Querida".

Yo no reaccioné. En cambio, lo miré confundida.

Entonces, alguien le pasó una toalla. Zachary tomó la toalla y me envolvió con ella. Seguía aplicando presión directa sobre mi herida sangrante con los dedos.

"Querida, ¿puedes oírme?", susurró él.

Podía oírlo. Incluso me llamó ‘querida’ delante de los miembros de la familia Schick.

Quería responderle. Abrí la boca y me atraganté: "Segundo hermano".

Zachary finalmente sonrió. Levantó la mano y frotó suavemente mi cabeza, luego volvió la cabeza y preguntó con frialdad: "¿Dónde está el médico?".

"Ya casi llega", murmuró Noelle.

Zachary ya no podía esperar más al médico. En cambio, se arrancó un trozo de su propia camisa para vendarme la herida. Mientras me levantaba para llevarme en sus brazos, escuché su voz.

"Mátalos", él exigió.