El Amor Eterno romance Capítulo 733

A veces, Leo charlaba conmigo en privado. Sin embargo, él solía ser una persona tranquila frente a los demás. ¡Me sentí muy mal por él cuando se sintió herido!

Además, sus sentimientos por Emmi...

¡Le debió haber dolido cuando la persona que le gustaba dijo esas palabras de él!

Desenrosqué la tapa y tomé un sorbo de agua de la botella. Con un tono indiferente, le presenté a Emmi con solemnidad a Leo.

“Leo es uno de los mejores guardaespaldas de la familia Schick. Su estatus no es peor que el tuyo, y para mí, ¡eres incomparable para él en absoluto!".

Emmi no sabía cuándo rendirse. Quería continuar con su discusión, pero Joshua se acercó rápidamente y la detuvo.

“Mi querida señora, ¡por favor, deténganse! Si el segundo hermano te ve así más tarde, ¡te echará de nuevo!".

"¿Quién tiene miedo de quién?", se burló Emmi.

De hecho, Emmi no le tenía miedo a Zachary. En este mundo, ella era la única que conocía que se atrevía a desafiar a Zachary.

Era principalmente por su personalidad. Ella no le temía a nada, por lo que ignoró por completo las amenazas de Zachary. Ese día, a pesar de que Zachary la pateó con fuerza en los terrenos nevados, ¡ella todavía se aferró a su arrogancia y nunca admitió la derrota!

Por lo tanto, si uno quería que ella admitiera la derrota, ¡también tendrían que matarla!

Suspiré: "Qué molesta".

Emmi me escuchó, pero nunca me refutó.

Mientras cocinaba, recibí un mensaje de Zachary.

[Zachary: Estoy en camino. Llegaré allí en dos horas. Blueson está conmigo].

¡¿Cómo se encontraron los dos?!

Mantuve mi teléfono alejado. Me hice a un lado y observé a Leo, quien se quedó a mi lado. Siempre me había protegido.

Él siempre hizo todo lo posible para proteger mi seguridad.

Él vivió una vida difícil, especialmente cuando fue el único superviviente de mi anterior equipo de guardaespaldas. ¡Él debió haber sentido dolor, ya que los que se sacrificaron eran todos sus hermanos!

No solo eso, ¡la mujer que a él le gustaba lo humillaba de esa forma!

Le pregunté suavemente: "La chica que te gustó es...".

Nunca terminé mi pregunta. Leo sobresaltó. Le tomó un tiempo antes de responder: “Mi amor platónico es una persona valiente pero ignorante. Ella es mi salvadora".

‘Valiente pero ignorante...’.

"Leo, ¿es ella?", pregunté.