El Amor Eterno romance Capítulo 936

“De cualquier manera, está relacionado con la familia Ai. Todas las pruebas apuntan hacia ellos. Solo que aún no podemos concluir si fue la familia Ai como grupo o solo Stefan".

“Blueson sigue siendo parte de la familia Ai”, añadí.

Zachary sonrió, pero no respondió a mi afirmación. Lo miré con extrema confusión. Zachary me abrazó y me llevó al lado de la cama.

Él me dijo: “Es cierto que Stefan quería ocultar la verdad. Sin embargo, también quería que ella la descubriera. Está en una situación muy contradictoria ahora mismo. Entiende que si no explica claramente lo que pasó entonces, Summer nunca lo perdonará. Está preparado”.

Zachary me dijo con confianza: “Volvamos un momento al principio y asumamos que Stefan es realmente el culpable. Aun así, él encontraría una manera de retirarse. Por supuesto, puede que no sea el verdadero culpable. Dependería de cómo lo resolvieran ambos. Para entonces, Summer te contará su historia y satisfará tu curiosidad. Todo lo que tienes que hacer ahora es esperar pacientemente”.

Por las palabras de Zachary, me di cuenta de que Blueson nunca dejaría de lado a Summer. Aunque Summer solía parecer una persona relajada, cuando se trataba de Joseph, no se dejaba engañar fácilmente. Siempre había estado buscando la verdad. Si la muerte de Joseph era realmente obra de Blueson y la familia Ai, las posibilidades de que Summer perdonará a Blueson eran muy escasas.

Recordé el comentario de Charles sobre Blueson. Le pregunté a Zachary: "¿Es Blueson realmente alguien maquinador y despiadado?".

Zachary respondió: "Cada uno tiene su personalidad. Para otros, yo sigo siendo una persona cruel y fría. No hay que tratar de entender a otra persona a través de sus palabras. Aunque sea cierto, eso dependería de la persona".

“Oh, ¡ya entiendo!”, exclamé.

Rodeé su cuello con mis brazos y ansié más besos. Estaba muy pegada a él por costumbre. Le di un beso en la mejilla y alguien llamó a nuestra puerta. Solté rápidamente a Zachary y me levanté para abrir la puerta.

Era Yara.

Fruncí el ceño y pregunté: “¿Quieres ir de compras?”.

Yara asintió de inmediato. “¿Podemos?”.

¡Yara no podía esperar más! Por su reacción, definitivamente no iba a comprar un ordenador para juegos.

Cerré las puertas y salí de la habitación con ella. “Sé honesta”.

La expresión de Yara se volvió malhumorada. “No he estado en una carrera en mucho tiempo”.

“¡Solo te sientes juguetona!”.

Sin embargo, estaba cansada de estar sentada en el coche. Últimamente, odiaba estar sentada en el coche.