O romance El Arrepentimiento Llega Tarde está COMPLETO. Leia Capítulo 105 e os próximos capítulos em booktrk.com. Com detalhes dramáticos e inesperados, o autor Internet nos leva a um novo horizonte em Capítulo 105 . Leia Capítulo 105 da série El Arrepentimiento Llega Tarde aqui.
Ou baixe gratuitamente o PDF dos romances de El Arrepentimiento Llega Tarde em es.novelebook.com.
Chave de pesquisa: El Arrepentimiento Llega Tarde Capítulo 105
Cuando se aseguró de haberle limpiado bien la mano y notó que él no se había molestado, por fin se relajó.
Le soltó la mano con suavidad y preguntó en un tono muy suave: —Jefe Pedro ¿se siente un poco mejor?
Pedro bajó la mirada hacia su muñeca, la que ella acababa de sujetar.
Sus dedos eran largos y delgados, como enredaderas, y el calor de su piel parecía haberse filtrado a través de sus poros.
Lorena quería saber con urgencia cómo se sentía, así que volvió a preguntar.
—Jefe Pedro, ¿se siente mejor después de tomar las pastillas?
Él alzó la mirada y respondió con un simple: —Ok. —mientras movía la muñeca que ella había sujetado.
Lorena la soltó de inmediato. Frente a él no se atrevía a sobrepasarse, así que se apresuró a disculparse.
—Perdón, me desesperé un poco. Me alegra que esté bien.
El ambiente en el asiento trasero quedó en completo silencio.
Lorena no podía determinar si él seguía molesto o no.
Se sentó derecha y, esta vez, obediente, se colocó el cinturón de seguridad.
Pedro miraba por la ventana, y en la comisura de sus labios apareció una leve curva... Que pronto desapareció.
El auto se detuvo frente a Jardines de la Paz. Rubén bajó de un salto, abrió la puerta trasera y, justo cuando iba a ayudarlo a bajar, lo vio dormido, con la cabeza apoyada en el brazo de Lorena.
Durante todo el trayecto, Rubén había conducido con suma cautela. Para alguien que antes disfrutaba acelerar, era difícil imaginar cuánto se estaba conteniendo para ir tan despacio.
Y precisamente por ir así, el trayecto les había tomado cuarenta minutos. Lorena también se había quedado dormida.
Pero ella no se había atrevido a acercarse a Pedro, sino que había apoyado la cabeza contra el borde de la ventana.
Pedro tenía su cabeza apoyada sobre el hombro de ella y dormía profundamente.
Al notar que se abría la puerta, Lorena despertó de inmediato y quiso hablar, pero Rubén la detuvo con un gesto.
Su tono también fue más suave esta vez. No le reprochó nada.
—Déjalo dormir un rato. Hace mucho que no logra descansar.
¿Insomnio?
Con razón tenía los ojos llenos de venitas rojas. Parecía que hacía tiempo no conseguía dormir en condiciones.
De inmediato, ella no se atrevió a moverse. Con la mirada de reojo alcanzaba a ver algunos mechones de su cabello y sus largas pestañas.
Comentários
Os comentários dos leitores sobre o romance: El Arrepentimiento Llega Tarde