Resumo do capítulo Capítulo 117 de El Arrepentimiento Llega Tarde
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—¡Esa basura! ¡No la pienso perdonar!
Después de colgar el teléfono, Patricia empezó a difamarla ferozmente, debido a la maldad de Lorena, en uno de sus grupos, mientras alababa las bondades de Gisela.
Pertenecía a la familia Guzmán y, como le encantaba socializar, figuraba en varios grupos.
En menos de media hora, ya se había corrido por todo el círculo social la noticia de que Lorena, por envidia hacia su propia hermana, la había empujado por las escaleras, provocándole el aborto.
La familia Flores y la familia Guzmán estaban organizando la boda, y de pronto se convirtieron en el tema favorito de las reuniones ¿Cómo no iban a indignarse?
—¡Maldita sea!
Don Iván arrojó con furia la copa que tenía en la mano, la cual se estrelló contra la frente de Héctor.
Últimamente, todo el mundo se había enterado del escándalo entre este último y Paula. Además, Regina no era ninguna santa y se pasaba llorando en la casa de los Guzmán, lo que tenía a don Iván harto. Esa semana incluso había cerrado las puertas de su casa para no recibir a nadie. Y ahora, habían perdido al primer hijo de Yago.
El corazón de don Iván latía a mil y se le veía a él completamente desencajado.
—Esa tal Lorena es una desgracia, mátenla ya para que no siga molestando.
Años atrás, Lorena había causado que Pedro terminara en silla de ruedas, y ahora había provocado también la muerte del hijo de su nieto. ¡No pensaba dejarla impune!
Cuando don Iván intervenía, nadie en todo Costadorada podía escapar de él.
Pero los hombres que envió regresaron diciendo que ella se había refugiado en los Jardines de la Paz de Pedro.
Pedro era la persona que don Iván más valoraba. Desde pequeño había demostrado una inteligencia excepcional y jamás cometió un solo error en su vida. Incluso tras pasar un par de años en el extranjero recuperándose, logró destacarse en Wall Street. Parecía que el cielo mismo protegía a los Guzmán.
Alguien así no podía ser destruido por una aparecida como Lorena.
Sin embargo, don Iván también valoraba su dignidad. Como patriarca, rebajarse para enfrentarse a una muchacha le parecía algo indigno. Por eso mandó a investigar cuál era la postura de la familia Flores y, al final, decidió seguir su sugerencia: primero encerrar a esa desdichada en un hospital psiquiátrico. En cuanto a quién debía persuadir a Pedro, se lo asignó a Patricia.
Ella era una mujer vivaz y tenía una buena relación con el tío Pedro.
—Estoy aquí para tratar la enfermedad del jefe Pedro.
Patricia se quedó en shock. Nunca había visto a nadie tan desvergonzado.
Temblando de rabia, se lanzó sobre Lorena sin pensarlo.
Ella no estaba prevenida y cayó al suelo con Patricia encima.
Patricia agarró un florero cercano y se lo estrelló con fuerza en la cara.
Lorena no esperaba semejante brutalidad. Alzó la mano para protegerse, pero al romperse el florero, los fragmentos afilados de porcelana le cortaron la palma.
Patricia respiraba con dificultad, sus ojos estaban inyectados en sangre.
—No voy a permitir que te acerques un solo paso más al tío Pedro, y también vas a pagar por el bebe que llevaba Gigi en el vientre. Lorena, incluso si me da la gana y te mato, la familia Guzmán me va a proteger.
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