El Arrepentimiento Llega Tarde romance Capítulo 164

Los ojos de Lorena brillaron al instante con una chispa de curiosidad, pero ya no se podía considerar un amor secreto, ¿verdad? ¡Esto era claramente una mezcla de imposición y amor declarado!

Mientras bebía la sopa de pescado, escuchaba cómo Pedro continuaba: —Antes sí era un amor oculto. Andrea era muy popular en la escuela, y además bastante inconstante. Tuvo muchos novios, pero nunca vio a Alejandro, su hermano menor, de otra forma. Alejandro veía cómo los hombres iban y venían a su alrededor, y aun así logró aguantarse hasta ahora, lo cual ya es digno de admiración.

Lorena alzó ligeramente las cejas. Con razón Alejandro se mostraba tan agitado cada vez que veía a Andrea.

Por lo que había entendido de la conversación anterior, parecía que Alejandro había estado siempre en un amor no correspondido, hasta que Andrea, en algún momento, tomó la iniciativa, tuvieron relaciones sexuales, y luego ella lo dejó abruptamente, emparejándose enseguida con Eduardo.

Alejandro, que al menos era heredero de la familia Gutiérrez, no podía permitir que lo manipularan de ese modo. Por eso, en los círculos sociales se rumoraba que entre él y Andrea había conflictos, cuando en realidad solo era un intento de llamar la atención de ella.

Pero Andrea tampoco era fácil de manejar. Era más fría que nadie, capaz de dejar la Compañía Brillante para desarrollar su carrera y, al mismo tiempo, mantener una relación amorosa perfecta con su nuevo novio. Con eso, era normal que Alejandro colapsara.

Lorena, al enterarse de todo esto, sintió emociones encontradas.

Mientras empujaba la silla de ruedas de Pedro para salir del restaurante, seguía algo absorta. No pudo evitar hacer una pregunta.

—¿De verdad se puede ocultar que te gusta alguien? Andrea convivió con él tantos años, ¿y no se dio cuenta de sus sentimientos? Yo más bien creo que, si un amor secreto nunca sale a la luz, tal vez es porque a la otra persona no le interesa en lo más mínimo y no se toma la molestia de desenmascararlo, dejándote seguir con tu gusto en silencio.

Después de decirlo, notó un leve cambio en la energía de Pedro.

Se apresuró a suavizar su tono: —Claro, solo lo dije por decir.

Al subirse al auto, Pedro soltó una ligera risa, aunque su expresión era ambigua: —Tal vez tengas razón. Un amor secreto solo es tal porque la otra persona no tiene ningún interés, y ni siquiera se molesta en desenmascararlo.

Lorena tuvo la sensación de que su estado emocional no era el mejor, pero no supo cómo consolarlo.

En el camino de regreso al Grupo Fortaleza, fue ella quien condujo.

Sin embargo, al dar la vuelta en una esquina, de repente una mujer apareció corriendo frente al auto. Lorena, asustada, pisó el freno con todas sus fuerzas.

La mujer salió despedida un metro más allá, pero se levantó rengueando, como si algo la persiguiera desde atrás.

Lorena, al darse cuenta de que había atropellado a alguien, se volvió hacia Pedro para explicarle.

—Presidente Pedro, quédate en el auto un momento, voy a ver cómo está.

Abrió la puerta y bajó del auto. Para su sorpresa, la mujer ya había cojeado varios metros, alejándose con desesperación.