Das histórias de Internet que li, talvez a mais impressionante seja El Arrepentimiento Llega Tarde. A história é boa demais, me deixando com muitas expectativas. Atualmente, o mangá foi traduzido para Capítulo 166 . Vamos agora ler a história El Arrepentimiento Llega Tarde do autor Internet aqui.
Tal como era de esperarse, el rostro de Gisela se ensombreció de inmediato, y su pecho subía y bajaba varias veces.
Yago, en cambio, se mostraba muy contento, incluso su tono de voz se volvió mucho más animado.
—Lorena, hiciste bien en dejar el Grupo Fortaleza. Ya te lo había dicho: Pedro no es una buena persona. Tal vez te promovió hasta la cima porque le gustabas.
Apenas terminó de hablar, Gisela soltó una carcajada.
—¿Dices que Pedro se fijó en ella?
Parecía haber escuchado el chiste más gracioso del mundo, incluso se le llenaron los ojos de lágrimas de tanto reír.
—Yago, ¿acaso no te conté que una vez, por casualidad, me encontré con Pedro? Al mencionar a Lorena, su rostro mostró desdén. Incluso alguien más le preguntó qué pensaba de ella, y dijo: "Es mejor oír hablar de ella que conocerla en persona".
Esa frase de "mejor oír hablar de ella que conocerla en persona" es muy sutil. Después de todo, ¿quién en todo Costadorada no conoce la fama de Lorena?
Era de dominio público que Lorena perseguía a Yago.
Cuanto más se reía Gisela, más lo disfrutaba. Al final, tal vez para no arruinar su imagen, bajó un poco la voz.
—Pero hermana, no te pongas triste. Pedro es así con todas las mujeres.
Lorena se sintió aún más desanimada.
El auto se detuvo en cierto lugar, y Yago de pronto señaló una florería al exterior.
—¿Te acuerdas de aquí, Lorena? Cuando nos graduamos, me compraste flores en este lugar. Nos tomamos la foto de graduación juntos. Ese día te hice una corona de flores para la cabeza, pero dijiste que estaba fea y te enojaste conmigo.
Lorena echó una mirada a Gisela y, al ver su expresión contrariada, no pudo evitar encontrar la situación divertida.
Yago siguió recordando: —En esa época, en la escuela estaba de moda dejarle el segundo botón de la camisa a la persona que te gustaba. Yo quería el tuyo, pero alguien te robó el uniforme y, ese día, ni siquiera pudiste usarlo para la graduación.
Se refería a la época del bachillerato, cuando Gisela aún no había llegado a la Casa de las Flores, y la relación entre ambos todavía era bastante buena.
Lorena cerró los ojos y respondió con un tono muy indiferente: —Lo siento, pero de verdad no lo recuerdo.
En los ojos de Yago pasó una sombra de desilusión, mientras sus manos se aferraban al volante: —Últimamente he pensado en llevarte a visitar la escuela del bachillerato. Tal vez, al ver lugares familiares, puedas recordar algo.
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