Alexander se veía molestísimo.
Yo estaba más bien asustada y Basic a la expectativa de qué pasaría con sus servicios.
No me hacía ninguna gracia que un policía,al que no conocía de nada, y que en algún momento podría usar esa información en mi contra, supiera que había matado a una persona y encima tuviera la prueba infalible de eso.
Lo extraño era que no hubiese pedido nada a cambio,y no tenia idea de qué podía querer,lo suficientemente importante como para callarse algo así, teniendo en cuenta a lo que se dedicaba.
—Considérate contratado —dijo el rubio, visiblemente contra su voluntad —necesito saber quién más puede saber de esto y sobre todo, si hay copias. Necesito que mi mujer esté tranquila y esto es una amenaza permanente.
—¿Por qué no me buscaste Loreine?, sabes que podía haberte ayudado —miré al moreno de manera indicativa, a ver si se daba cuenta que su pregunta no tendría respuesta y que no debía tensar demasiado la cuerda con Alexander. Que hubiera accedido a trabajar con él, no quería decir que estuviera feliz de hacerlo ni que la mejor de las ideas fuera tratarme de manera informal.
—No tiene caso hablar de eso Christian, ¿podemos contar con tu discreción? —pregunté intentando marcar distancias y cambiar de curso la conversación.
—Ha firmado un documento de confidencialidad amor —intervino Alexander de manera hosca —su deber es callarse y servirle a sus clientes.
Cerré los ojos avergonzada por su comportamiento egocéntrico y maleducado, por no decir con pinceladas de superioridad . En calidad de jefe, estaba siendo un poco cabrón.
Sin embargo Basic permanecía en calma y sin querer apartar su mirada de mí. Me sentía un poco incómoda y en medio e dos críos malcriados.
—Bueno,—dijo Christian poniéndose de pie —volveré a contactarme con ustedes cuando tenga novedades, de momento les aconsejo no poner sobreaviso al señor Norman y esperar su próximo movimiento. Ya envié el contrato firmado, así que asumo que ya estamos haciendo negocios.
—La próxima vez no verás a mí mujer, será una reunión solo conmigo, y sí,... estamos haciendo negocios.
Con aquella meada a mi alrededor Alexander definió perfectamente las normas de su colaboración y yo por mi parte me quedé pensando en algo que había dicho Basic y nunca antes le presté la atención requerida.
No me atreví a levantarme a despedirme con ningún tipo de gesto afectivo,pata no caldear más los ánimos. Simplemente agité mi mano y fue Alexander quien cerró la puerta tras él ,cuando se fue nuestro investigador privado.
Me levanté de la silla y caminé hasta donde él estaba, tenía los brazos abiertos esperándome. Me aferré a su cuerpo y me abrazó tan fuerte que hasta su olor se coló por mis fosas nasales.
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