El Despertar de la Reina Militar Divorciada romance Capítulo 5

—Basta. Solo estaban diciendo tonterías. ¡No querían herir tus sentimientos! —dijo Trent.

La decepción se reflejó en los ojos de Quinn. Incluso cuando la difamaban de esa manera, Trent no la defendía ni un poco.

—¿Qué tendría que hacer para que sus palabras se consideraran hirientes? ¿Tengo que arrodillarme, abofetearme y decir que no debería haberme casado contigo? —se burló Quinn—. ¡No olvides que fuiste tú quien me propuso matrimonio, Trent!

Los amigos de Trent intercambiaron miradas inquietas, e incluso Sidonie parecía un poco alterada. Un destello de disgusto cruzó los ojos de Trent mientras agarraba la mano de Quinn.

—No hagamos esto aquí. Hablemos en casa.

—No. Digámoslo todo aquí. —Quinn se soltó de su mano—. Francamente, Sidonie y tú hacen buena pareja. Uno es un infiel y la otra es una amante. Les deseo que vivan felices para siempre.

El color desapareció del rostro de Trent, mientras que el de Sidonie se volvió mortalmente pálido al instante. Uno de los amigos de Trent, Yorick, replicó:

—Quinn, ¿qué derecho tienes a hablar mal de Sidonie? ¿En qué crees que te puedes comparar con ella? ¿Qué te hace pensar que Trent debería amarte a ti, una huérfana y graduada de una fábrica de diplomas, en lugar de a Sidonie?

—¡Qué montón de tonterías! —Laura se abalanzó hacia adelante, furiosa—. ¿Qué tontería es esa de una fábrica de diplomas? ¡Quinn se graduó en la Universidad Nacional de Defensa!

—¡Jajaja! —Todos se echaron a reír—. ¿Pueden creer que una graduada de una fábrica de títulos esté diciendo que se graduó en la Universidad Nacional de Defensa?

—Quinn, tú y tu amiga son en realidad uña y carne. ¡Las dos son igual de desvergonzadas!

Sidonie se había recuperado considerablemente al ponerse de pie, y su voz rezumaba sarcasmo.

—Si vas a presumir, deberías respaldarlo. ¡Afirmar falsamente tus propias calificaciones solo te convierte en un payaso!

Laura estaba furiosa.

—¿Por qué habría necesidad de mentir? ¡Se puede verificar con facilidad en la página web de la universidad!

Quinn sujetó a su amiga, con la mirada fría fija en Sidonie.

—¡No necesito que juzgues mi formación académica!

Sidonie frunció el ceño al escuchar eso.

«Está claro que la acaban de descubrir por afirmar falsamente sus calificaciones. Debería sentirse culpable y avergonzada. ¿Por qué parece tan tranquila al respecto? ¡Su actitud es inquietante!».

En ese momento, Sidonie vio a varias personas que se acercaban desde no muy lejos, como si fueran a pasar junto a su mesa. Entre ellas, había alguien a quien reconoció.

—¡Profesor Griffin! —exclamó Sidonie con una sonrisa en los labios—. Cuánto tiempo sin verlo. ¿También ha venido a comer? Qué casualidad.

Gordon Griffin reconoció a Sidonie y dijo:

—Oh, eres tú. Cuánto tiempo. —Gordon tenía algunos contactos con la Familia Stonehurst y se veían de vez en cuando.

—Usted es profesor en la Universidad Nacional de Defensa. Curiosamente, alguien de nuestra mesa dice haberse graduado allí. Me pregunto si la conocerá —dijo Sidonie.

Mientras tanto, los demás, como anticipando un espectáculo, intervinieron:

—¡Exacto! Quinn, ¿no dijiste que te graduaste en la Universidad Nacional de Defensa? ¡Sin duda reconocerás a tus propios profesores!

Con paso tranquilo, Quinn se acercó.

—Profesor Griffin, cuánto tiempo sin verlo.

—¡Vaya! ¡Sí que sabes montar un espectáculo!

—¿De verdad te ves como una graduada de la Universidad Nacional de Defensa?

—¿Cómo podría conocerte el profesor Griffin?

Las palabras despectivas y burlonas resonaban a su alrededor, pero se detuvieron de golpe cuando vieron a Gordon dar una palmadita en el hombro a Quinn.

—No esperaba verte aquí. Han pasado varios años desde la última vez que nos vimos —dijo Gordon.

—Es cierto. Han pasado bastantes años. ¿Cómo ha estado? —respondió Quinn.

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