El Despertar de una Luna Guerrera romance Capítulo 170

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Punto de vista de la tercera persona

La cafetería en el corazón de La Capital olía ligeramente a granos tostados y humo de madera de fresno, un débil intento de confort contra el agudo olor a dominancia que parecía flotar en el aire cada vez que dos lobos de diferentes manadas se sentaban frente a frente.

Aurora alisó su chaqueta de vuelo mientras observaba al hombre frente a ella. Parecía tener unos treinta y tantos años, de hombros anchos con el tipo de fuerza fibrosa que le decía que no era solo otro lobo de ciudad. Sus ojos brillaban con cálculo, el tipo de mirada que podía pelar la piel de los huesos.

—¿Tú eres el que ayudó a Caelum a investigar el incidente de hace ocho años? —Preguntó Aurora con voz tranquila, su tono bajo.

—Así es —respondió el hombre. Se recostó en su silla como si fuera dueño del lugar—. Mi nombre es Lee. Investigador privado de profesión. Caelum y yo... tenemos una larga historia juntos. Mismas raíces viejas, mismo suelo roto. —Su sonrisa no llevaba calidez, solo la satisfacción engreída de un lobo que sabía que tenía los dientes en la garganta de otro—. Debo admitir, Aurora, no esperaba que la hija del Beta de Bluemoon estuviera luciendo la gloria de otra persona. Todos estos años, dejando que Caelum Grafton creyera que eras tú quien salvó su vida. Eso es toda una decepción.

La cara de Aurora palideció. Había anticipado que Lee podría haber desenterrado fragmentos de verdad, pero escucharlo en voz alta fue como un cuchillo en las costillas.

—¿Tienes pruebas? —preguntó fríamente.

—Por supuesto que sí. —La sonrisa de Lee se amplió—. No lo habría dicho de otra manera. Rastreé a la mujer que realmente se quedó con Caelum esa noche después de que lo sacaran del río.

El estómago de Aurora se contrajo. Ya sabía a dónde iba esto.

—Después de que Freya Thorne lo sacara de esa corriente hinchada por la inundación, tuvo que irse urgentemente. Alguna misión con la Unidad de Reconocimiento de Colmillo de Hierro, creo. —La voz de Lee se volvió lenta y deliberada, saboreando cada palabra—. Pero antes de irse, realizó una resucitación de emergencia, llamó a los médicos y pidió a un transeúnte que cuidara de Caelum hasta que llegara la ayuda. Ese transeúnte lo recordaba vívidamente. Ella no se quedó hasta el final, así que no sabía qué pasó después, pero recordaba claramente quién saltó al agua para salvar a Caelum. Después de todo, no es todos los días que ves a una mujer saltar a aguas de muerte como esa, fuerte como cualquier Alfa, arrastrando a un lobo medio ahogado a la seguridad. Y lo más importante...

Se inclinó hacia adelante, sus ojos brillando con la emoción de la caza. —Nunca olvidó la vista de Freya en uniforme militar, goteando agua del río, desapareciendo como un fantasma en la noche.

Las manos de Aurora se cerraron en puños debajo de la mesa. —¿Estás seguro de que era Freya?

Lee se rio. —Caelum mismo mencionó su nombre una vez, y cuando le mostré a la testigo una foto de Freya Thorne de la quinta rama de Stormveil, lo confirmó sin dudarlo. Esa mujer nunca ha olvidado su rostro.

El silencio se extendió entre ellos.

Los pensamientos de Aurora volvieron a esa noche. Ella también había estado allí, en la orilla del río, cuando vio a un hombre inconsciente contra el barro. No había visto a Freya; la soldado ya había desaparecido en la noche. Cuando se acercó, Caelum había alcanzado en delirio, agarrando su vestido como un hombre ahogado se aferra a un trozo de madera flotante.

Y cuando llegaron los médicos, empapada ella misma por la marea creciente, el error fue fácil. Supusieron que ella era la salvadora. No los corrigió. Orgullo, vanidad... lo que fuera, dejó que la mentira se convirtiera en verdad. A partir de ese día, llevó el manto de la supuesta salvadora de Caelum.

Pero ahora el nombre del verdadero salvador había sido desenterrado. Freya Thorne. La hija no deseada de la rama Bloodmoon de Stormveil, la chica que Aurora siempre había despreciado como indigna.

Su pulso latía en su garganta. —¿Cuánto sabe Caelum?