El Despertar de una Luna Guerrera romance Capítulo 54

Punto de vista de la tercera persona

Los ojos ámbar de Lana se abrieron de par en par cuando las condiciones de Freya quedaron en el aire. —¿De verdad le estás dando la patente?

Los labios de Freya se curvaron en una sonrisa lenta y lobuna. —Ya veremos si Caelum puede manejarla o no... eso es otro asunto. —Había un borde depredador en su voz, sutil pero inconfundible, como si el acero en su mirada pudiera atravesar las paredes reforzadas de SilverTech.

Lana se relajó ligeramente, sintiendo la estrategia oculta bajo la tranquila apariencia de Freya. —¿Y el divorcio... cuál es tu precio?

—1.53 millones —dijo Freya, firme, precisa, sus palabras marcando territorio como un lobo solitario reclamando su lugar. Cada sílaba llevaba peso, cada pausa medida.

Fue antes de salir del ático de Caelum Grafton que ella había establecido su demanda.

—¿Qué? ¿Solo 1.53 millones? —Lana parpadeó, la incredulidad tiñendo su tono—. Ayudaste a Caelum a llevar a SilverTech a salir a bolsa. Por derecho, deberías obtener la mitad de sus activos en un divorcio.

Los ojos ámbar de Freya se estrecharon, sus colmillos apenas visibles en un gruñido casi imperceptible. —Sus propiedades están atadas a los bancos, y SilverTech está corto de efectivo. Incluso si quisiera más, simplemente no puede darlo. Y... solo quiero cortar el lazo limpiamente. No quiero seguir ligada a él.

Lana inclinó la cabeza, sintiendo la precisión detrás del cálculo de Freya. —Entonces, ¿por qué 1.53 millones? Eso es extrañamente específico —preguntó.

La mirada de Freya se oscureció, los ojos brillando con un destello de fuego. Frunció los labios amargamente. —1.53 millones... es la compensación por la muerte de mis padres. Usé ese dinero para ayudar a Caelum a comenzar SilverTech. Ahora... si debo cortar lazos, necesito al menos eso de vuelta. Las balanzas deben estar equilibradas.

La mandíbula de Lana se tensó. —Caelum realmente es despreciable. Tomar el dinero de tus padres para construir su imperio y ni siquiera recoger sus cenizas. Si Eric estuviera aquí... lo destrozaría verbalmente. Y a ti... probablemente también te regañaría por involucrarte.

Una pequeña risa amarga escapó de Freya, baja y casi lobuna. —Sí... si Eric supiera, seguramente me daría una de sus legendarias reprimendas.

Su mente se desvió brevemente hacia su hermano, Eric Thorne. El hombre que reprendía no con veneno, sino con precisión. Las palabras cortaban profundamente, dejando marcas invisibles que moldeaban su disciplina e instintos. En aquel entonces, temía su voz, su juicio. Pero ahora... anhelaba esa claridad, la presencia fundamentadora de la disciplina de una manada.

—No te preocupes —dijo Lana, su mano rozando el hombro de Freya, un gesto silencioso de solidaridad—. Pronto, recibirás esa reprimenda. No falta mucho.

La mirada de Freya bajó, los ojos ámbar fijos en el suelo, pero sus instintos lobunos permanecían alertos. Una vez que el divorcio se finalizara, devolvería los restos de sus padres a su lugar de descanso en su ciudad natal, honrando adecuadamente su memoria. Entonces... la caza se reanudaría, seguiría a Eric a dondequiera que hubiera desaparecido, sin importar la distancia.

—Eso puede retrasar el comienzo de tu trabajo en SkyVex Armaments —dijo Lana suavemente, leyendo la tensión en la postura de Freya—, pero la investigación de drones puede esperar. Lo encontrarás primero.

Freya asintió lentamente, con la mandíbula firme. El lobo dentro de ella merodeaba, inquieto, oliendo el rastro, sintiendo los territorios aún por reclamar. Los ojos ámbar reflejaban determinación, del tipo que no sería negada. Encontraría a Eric. Reclamaría su legado. No permitiría que Caelum o cualquier otro reclamara su vida o su intelecto de nuevo.

Mientras tanto, en el restaurante Cloud Horizon, al otro lado de la ciudad, Aurora observaba a Caelum Grafton con curiosidad cautelosa. —¿De verdad aceptó darte la patente?

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