El Despertar de una Luna Guerrera romance Capítulo 89

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Punto de vista de Freya

Si Aurora realmente hubiera abierto la urna de mis padres, sabía que no solo estaría en detención, sino que enfrentaría tres años de prisión bajo los Acuerdos de la Manada.

Incluso si la Unidad de Reconocimiento de Colmillo de Hierro no hubiera intervenido esa noche, una vez que hubiera resuelto los restos de mis padres, me aseguraría de que pagara. Nunca podría perdonar a alguien que intentara profanar las cenizas de Arthur y Myra Brown. Aurora había elegido su camino, y sufriría las consecuencias.

En cuanto a Caelum Grafton... ese hombre ya no era más que un extraño para mí. Nuestros caminos se habían separado en el momento en que defendió el insulto de Aurora.

La voz de Lana zumbaba a través de mi WolfComm, haciéndome volver.

—¿Dónde te estás quedando ahora, Freya? ¿En la antigua casa en Ashbourne?

—No —negué con la cabeza, aunque ella no podía verlo. —El lugar ha estado abandonado por demasiado tiempo. Se está cayendo a pedazos, no es apto para vivir. Tal vez algún día lo restaure, pero por ahora... estoy quedándome en la finca de Silas Whitmor.

Hubo una inhalación aguda al otro lado, seguida de un casi chillido.

—¿Qué? ¿Estás viviendo en la mansión de Silas Whitmor? ¿Quieres decir... estás conviviendo? ¿Cuándo pasó eso?

Me pellizqué el puente de la nariz, suspirando. —No es lo que piensas. Soy su guardaespaldas, solo por tres meses. Después de eso, seguiremos caminos separados.

—¿Tú? ¿Una guardaespaldas para él? —Lana sonaba incrédula.

—Es complicado —murmuré. —Solo digamos que la Unidad de Reconocimiento de Colmillo de Hierro me lo pidió. Hay cosas que no puedo explicar.

—Está bien, lo entiendo. —Ella dejó el tema de inmediato, después de todo, Lana me conocía lo suficiente como para reconocer cuándo no podía hablar libremente.

Pero aún así no pudo evitarlo. —Freya, ten cuidado. Todos saben que el Alfa de la Coalición Blindada es impredecible. Dicen que es despiadado, despiadado al matar sin motivo. No te dejes atrapar en sus estados de ánimo.

Su advertencia hizo que imágenes parpadearan en mi mente: Silas inclinándose profundamente ante la urna de mis padres en el salón de recuerdo de la Capital, su figura tranquila vigilando afuera del Salón Primal de Stormveil, su solemne promesa de acompañar a mis padres a su descanso final en el Salón de Mártires de la Legión de Ashbourne. Y... el momento que vislumbré anoche, cuando sus muros se derrumbaron, y parecía menos como un monstruo y más como un niño roto.

—No siempre es como dicen las personas —admití suavemente. —Hay otro lado en él, uno que la mayoría nunca ve.

—Oh, Luna arriba —gimió Lana. —¿No me digas que te estás enamorando de él?

—No lo estoy —respondí instantáneamente, rodando los ojos aunque mis mejillas se calentaron. —Acabo de enterrar un matrimonio durante la Fase de Separación Lunar, no voy a enamorarme perdidamente de otro hombre. Tendría que ser una idiota.

—Hmm —tarareó de una manera que significaba que no me creía. —Bueno, está bien. Pero cuando estés de vuelta en la Capital, te presentaré a alguien por quien realmente sea seguro enamorarse.