Entrar Via

El Desquite de una Madre Luchona romance Capítulo 39

El conductor llamado Pedro respondió en seguida:

—Sí, señor Ríos.

Apenas terminó de hablar, Pedro subió al carro.

Mientras tanto, Rocío se quedó paralizada en el mismo lugar.

Ella y Samuel nunca se habían cruzado antes. Y en la primera ocasión que lo hacían, él la había fulminado con esas palabras: “Qué fea”.

¿De verdad alguien podía ser tan cruel con la lengua?

Todavía no asimilaba lo que acababa de pasar, cuando vio que Pedro, quien estaba a punto de encender el motor, se bajó de nuevo, esta vez visiblemente alterado. Señalando a Rocío, que seguía sin reaccionar, gritó con urgencia:

—¡Súbete rápido! ¡El señor Ríos se desmayó! ¡Tenemos que ir al hospital ya!

—Eh… ¡Sí, claro! —respondió Rocío, saliendo de su asombro.

Sin pensarlo dos veces, se acomodó en el asiento del copiloto.

Pedro arrancó el carro sin perder un segundo.

Rocío, aprovechando el trayecto, llamó para pedir que se llevaran su carro con la grúa.

Cuando terminó de dar las indicaciones, por fin se giró para mirar al hombre inconsciente en el asiento trasero.

Hace un instante, él la había insultado con esas palabras tan duras, y un segundo después terminó desmayado. Parecía un castigo instantáneo de la vida.

Aun así, Rocío no podía tranquilizarse.

Primero había recibido ese golpe al corazón de parte de su hija, y ahora le caía encima este problema tan grande.

Si le pasaba algo al máximo jefe del Consorcio Ríos por su culpa, ni su vida serviría para pagar el daño.

Una nube de preocupación la envolvía.

Sentía como si todo su cuerpo se hubiera congelado.

Justo en ese momento, le llegó otro mensaje de Fabián.

[Roci, no te desesperes, maneja con cuidado. Sergio, tu abuela y esa hermana que tienes también te necesitan. No importa lo que pase, siempre debes manejar con precaución.]

Las lágrimas le llenaron los ojos de inmediato.

Tenía razón: aún le quedaban Sergio, Elvia y su abuelita esperándola en casa. Y Fabián siempre estaba dándole ánimos.

Ella era una guerrera, una mujer a la que nada ni nadie iba a derribar.

Secándose las lágrimas, le respondió a Fabián.

[Estoy bien, Fabián, no te preocupes por mí.]

...

Capítulo 39 1

Verify captcha to read the content.VERIFYCAPTCHA_LABEL

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: El Desquite de una Madre Luchona