Entrar Via

El Desquite de una Madre Luchona romance Capítulo 51

Hacía mucho que Rocío no tenía ningún contacto físico con Lázaro.

En cuanto rozó su piel, sintió unas ganas terribles de vomitar.

Ni siquiera se había dado cuenta de que el rechazo hacia Lázaro le había calado tan hondo, hasta llegar al punto de que su propio cuerpo reaccionaba con asco.

No había manera de ocultarlo: todo se reflejaba en su cara.

Por dentro, Rocío no salía de su asombro.

¿Cuándo había comenzado a sentir este nivel de repulsión hacia ese hombre?

¿Sería desde que él, por años, la había sometido a ese trato cruel y distante, como si no existiera?

¿O tal vez desde el momento en que ella, con sus propias manos, le entregó los papeles del divorcio, y él, fingiendo no saber nada, no solo no mencionó jamás el tema, sino que encima la acusaba de ser ella la que no quería separarse, de aferrarse a él por la fuerza?

¿O fue al ver cómo, pese a seguir casados, en cada evento público él y Mireya se hacían pasar por pareja ante todos, haciéndola sentir que ese hombre… ya no tenía nada de limpio?

Y hoy, en ese hotel, la forma tan cruel y distante con la que él le había hablado.

Seguro que era una suma de todo eso.

El rechazo evidente de Rocío dejó a Lázaro aún más desconcertado.

Para ser precisos, se sintió fuera de lugar. No sabía cómo lidiar con esa nueva realidad.

Estaba tan acostumbrado a que Rocío lo persiguiera, a que, sin importar cuán distante o indiferente fuera con ella, ella siempre le respondiera con una sonrisa.

Recordaba perfectamente cómo, en el pasado, Rocío le daba muchísima importancia a cada vez que se acostaban juntos.

Siempre, después de acostarse, él se volteaba dándole la espalda, sin regresar ni una mirada.

Pero Rocío lo abrazaba por detrás, hablándole con suavidad:

—Lázaro, ¿te sentiste bien? Si no te gustó, podemos intentar otra cosa, ¿quieres? Con tal de que tú estés bien, yo me doy por satisfecha.

Antes, ella disfrutaba de cualquier contacto físico con él. Le encantaba acurrucarse en sus brazos, como si ahí fuera su refugio.

Pero ahora, de pronto, no solo lo evitaba: su cuerpo lo rechazaba de verdad.

—No puede ser —pensó Lázaro, tratando de convencerse de que era un error.

Pero no, esa repulsión no era fingida. Era un rechazo que venía de lo más profundo de Rocío, imposible de disimular.

Capítulo 51 1

Capítulo 51 2

Verify captcha to read the content.VERIFYCAPTCHA_LABEL

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: El Desquite de una Madre Luchona