El Karma romance Capítulo 6

Ese hombre, la había ayudado a escapar de las garras del mal. Ese hombre, la había defendido en todo momento. Ese mismo hombre, siempre estuvo a su lado, brindándole el único calor que conocía. Pero en aquel momento, él le había dado un golpe mortal. La persona en la que más confiaba, la había traicionado. No había nada más desesperanzador en el mundo.

Arlet estaba llena de resentimiento y odio, luego su cuerpo comenzó a caer lentamente, mientras el cuchillo en su mano se deslizaba silenciosamente, cayendo al suelo con un sonido metálico.

Luz, con una sonrisa maliciosa, se acercó a Arlet y le susurró al oído: "¿Te sentías desesperada? Justo eso es lo que quería. Déjame contarte algo, todo esto fue mi plan. Incluso esos hombres que tuviste, fui yo quien los escogió para ti. Increíble, ¿verdad? Que después de todo, tengas el descaro de despertar cada día. ¿No deberías morir para mantener el honor de la familia?"

Los pesados párpados de Arlet, bajo el estímulo de sus palabras maliciosas envueltas en un tono suave, se mantuvieron firmes, mirándola fijamente.

Luz, viendo sus ojos llenos de odio y resentimiento, sonrió levemente, mientras decía: "Mira esa expresión, es tan hermosa. Casi me da pena terminar contigo tan pronto. Después de todo, aún no he terminado de jugar. Pero David ya no quiere verte. Solo puedo enviarte al infierno."

"No me culpes, si tienes que culpar a alguien, cúlpate a ti misma por haber regresado a la familia Monroy. Todo lo de mi familia siempre ha sido mío, tú solo mereces ser una rata de alcantarilla."

Un chorro de sangre brotó de la boca de Arlet, salpicando el rostro de Luz. Luz se sobresaltó, un destello de crueldad cruzó sus ojos, pero en un instante se transformó en dolor. Eso se debió a que, liderados por Irene, un grupo de personas se abalanzó sobre ella, rodeándola.

"Luz, ¿estás bien? Déjame ver si te has lastimado." Dijo Irene con urgencia.

Luz sacudió la cabeza y con tristeza dijo: "Mamá, lo siento, le he causado daño a mi hermana."

El rostro de Irene se endureció para luego decirle: "No hables de esa desgraciada, merecía morir."

"Esto no es tu culpa, ella se lo buscó." Diego intentó consolarla.

Verifica el captcha para leer el contenidoVerificar