Entrar Via

El mafioso me aprisionó sin saber de mi embarazo romance Capítulo 4

Los dos días siguientes fueron horribles también, pero más soportables.

Beber solo un traguito de agua cada varias horas después de toda la sed que pasó era difícil, pero tenía un consuelo: en la canasta de comida había frutas.

Ameline no era la persona más educada del mundo, solo terminó la primaria, pero sabía que las frutas también contenían cierta agua.

Y él le dio no solo frutas, también carne, arroz, pollo, frijoles, dos yogures y varios bombones de chocolate…

—¿Quiere torturarme o mimarme? —se preguntó con ironía mientras balanceaba los pies por sobre la cama de la celda, comiéndose un bombón, lo cual era su última comida de la noche… o al menos estaba 75% segura de que debía ser de noche.

Era difícil contar las horas, pero según sus cálculos debían faltar unas doce horas para que volvieran, más o menos… así que podría dormir tranquila y luego esperar a que llegaran.

Luego de comer y beber un último sorbito de agua (ya le quedaba muy poco), se acostó a dormir con incertidumbre de qué pasaría cuando despertara, y estuvo varias horas dando vueltas hasta que pudo dormirse.

Se despertó al sentir un vaso de agua fría empapar su rostro de repente, jadeando y sentándose sobresaltada, escuchando la risa de Marco mientras salía de la celda.

Se limpió el rostro y lamió el agua de sus dedos patéticamente.

La verdad, aunque fue muy molesto, se sintió bien tener algo que hidratara su piel, ya que esa ducha solo lanzaba un poco de esa espantosa agua salada cada veinte horas.

De nuevo, Seth estaba acompañado de Marco y el otro grandote. Los tres se veían molestos.

“Maldita sea…”

—Trevor, la foto. —Seth estiró una mano y el otro grandulón, Trevor, le dio una foto, que Seth asomó por dentro de los barrotes—. Esa es Betty en el burdel que nos dijiste, preciosa.

Ameline se acercó a los barrotes, solo para jadear al ver la foto.

La persona en la foto era una anciana de mala cara y unos ochenta años de edad… que estaba en silla de ruedas.

—N-no puede ser… ¡e-esa no es Betty!

—Sí, eso pensamos. —Seth rodó los ojos y le devolvió la foto a Trevor—. ¿Ahora qué excusa nos darás, eh? Estás comenzando a agotar mi paciencia.

Amelie se quedó en blanco.

¿Betty le mintió sobre el burdel en el que estaba? ¿O acaso en su nombre?

Más importante, ¿qué podía decir para que no la mataran ahora?

Tragó saliva.

—P-puedo… ¿hacer un retrato hablado? Como esos de las películas…

—¡Eres una zorra mentirosa! —Marco pateó los barrotes y Ameline retrocedió, asustada—. ¡Dinos de una vez dónde está el maldito reloj!

—¡No lo tengo, es en serio! —Se pasó las manos por el rostro, no con desesperación, sino con rabia que una vez más se estaba apoderando de ella—. ¡¿Dónde M****A podría esconderlo?! ¡Soy indigente! —Se acercó a los barrotes y tomó del cuello de la camisa a Seth, que la miró con los ojos muy abiertos.

Trevor y Marco se lanzaron hacia adelante para quitársela de encima, pero Seth hizo una seña de que no se movieran.

Ameline estaba demasiado enfadada como para preguntarse el por qué de eso y se pegó más a los barrotes, jalando a Seth para que estuviera también contra los barrotes, llegando a que algunas partes de su cuerpo entraran en contacto.

—Escucha, imbécil, ¿no dijiste que me investigaste? ¿Por qué crees que me metía a hoteles? ¡No tengo casa! ¡Solo esa pocilga, como tú le dices! Si ya la revisaron, ¿dónde más podría haber metido tu baratija? ¡¿Y por qué te estaría mintiendo ahora?! ¡No quiero morir! ¡No quiero pasar más hambre de la que ya estuve pasando los últimos años y no quiero pasar esta horrible sed! ¡Si lo tuviera, ya te lo habría regresado!

Sacudió a Seth con furia con cada palabra que decía, pero él no reaccionó.

Tiemblas por mí 1

Tiemblas por mí 2

Tiemblas por mí 3

Verify captcha to read the content.VERIFYCAPTCHA_LABEL

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: El mafioso me aprisionó sin saber de mi embarazo