Un largo silencio se instaló en el ambiente, entre tanto Natali titubeó observando esos ojos que esperaban una respuesta.
Pasó un trago, esta vez debía ser valiente porque, aunque nunca había mentido acerca de los sentimientos que tenía para con Andrew, era evidente que su relación comenzó con un trato que él ignoraba.
Colocando la mano en su mejilla, le dio una mirada seria mientras separó su boca para hablar.
—Andy… mírame… —él asintió con la cabeza—. Cuando te digo que estoy enamorada de ti, ¿qué puedes ver en mis ojos y en mis expresiones?
Andrew arrugó el ceño mientras negó.
—Esto no es lo que te pedí confesar, Nat…
—Dime… —ella lo interrumpió—. Dime si puedes ver verdad en mí, dime si piensas que estoy aquí porque no tengo otra cosa que hacer o porque quiero engañarte…
—Me cuesta confiar, Natali… sé que eres sincera ahora, solo que…
—Te juro que jamás te lastimaría, no yo, Andrew, por favor créeme cuando te digo que… no lo haría… —sus ojos se nublaron y al instante Andrew tomó su cuerpo y lo alzó para colocarlo encima de él.
—Basta… es suficiente, no hablaremos del tema entonces.
—No, no, no, sí hablaremos del tema —ella se ajustó sentándose encima de él entre tanto su cuerpo se estremeció por la posición.
—Te creo… —dijo él acercando el rostro a sus labios—. Me es suficiente al decirme que no lo harás… y yo te prometo Nat que…
Ambos estaban agitados, pero el sonido de un móvil hizo que sus cuerpos se despegaran por la alerta.
El timbre era del móvil de Nat, y retumbaba por toda la parte de debajo de la casa.
—Es mi teléfono…
Andrew se bajó de la cama totalmente desnudo y caminó saliendo de la habitación mientras Nat abría los ojos impactada. En unos minutos Andrew regresó, pero esta vez su móvil ya no sonaba.
—La llamada se cayó, no pude contestar… dice “trabajo”
El corazón de Natali comenzó a galopar fuertemente e incluso sintió un mareo ante su miedo.
—Ammm, si… quizás…
—¿Tienes un trabajo? ¿Dónde trabajas? —Andrew se sentó nuevamente en la cama y luego le pasó su móvil sin quitarle la mirada.
Nat asintió tomando el teléfono de forma segura intentando ocultar su temblor.
¿Qué podía decirle?
—Yo hago algunos turnos en un restaurante… ellos han arreglado mis horarios y… —vio como el ceño de Andrew se profundizó totalmente confundido, estaba utilizando la idea de decirle que trabajaba aún con Shan.
—No te he visto ir al trabajo… no sabía que tenías uno.
Ella apretó los dientes con la boca cerrada mientras una mezcla de emociones la invadieron.
—Tengo que hacerlo, pago un pequeño apartamento y… mi universidad.
—¿En qué momento haces todo eso…? Debes estar agotada, la universidad es costosa y…
Nat rio con un poco de burla haciendo que Andrew se detuviera.
—No todos tienen tus oportunidades, Andrew, he sacado esta carrera con mis uñas y sin el apoyo de nadie. Mi familia… —ella sonrió mirando hacia otra parte mientras negó—. Ellos no entienden sobre metas, y si fuera por ellos…
El brazo de Andrew la atajó hasta acercarla nuevamente a él.
—No tienes que trabajar más en ese lugar, si vuelven a llamarte cancela eso. Te dedicarás a la universidad, y con respecto a los gastos…
Nat quitó su mano de inmediato e intervino.
—No… —Andrew solo apretó la mandíbula—. No estoy contigo para que me mantengas, esta relación no es así…
—Nunca he dicho algo como eso…
—No importa, no dejaré de trabajar, porque además… a veces ayudo a mi madre y… —otro tono de llamada interrumpió sus palabras y su corazón se detuvo de nuevo.
Si Andrew escuchaba la voz de su padre lo reconocería, y aunque bajarle volumen al aparato resultaba ser algo fácil, ahora ni siquiera estaba segura de que podía hacerlo sin dejar de temblar.
Sin embargo, cuando giró su teléfono, el número de Evelyn titilaba, y aunque no era una mejor noticia, pudo soltar el aire de su cuerpo.
—Evelyn… —respondió dejando la mirada en Andrew mientras lo vio tomar su computadora portátil y abrirla en sus piernas.
—Soy Grace… Nat, ¿puedo hablar contigo? —la extrañeza de su voz hizo que se girara para preguntarle.
—¿Está todo bien?
—¿Cómo lo estaría?, no tenemos dinero, y a tu hermana no le han pagado. Tu padre no consigue trabajo desde hace semanas y, las cosas se han puesto complicadas aquí…
Nat recordó que hace unos días había un depósito de White en su cuenta, aunque ella no le había pedido nada durante un tiempo, él seguía pagando su universidad y haciéndole depósitos a su cuenta sin preguntarle.
Resopló cerrando los ojos sintiéndose una miserable y luego apretó su móvil contra su oreja.
—Puedo depositarte algo…
—No… —escuchó a su madre agitada, como si hubiese bajado la voz—. Le pedí esta llamada a Evelyn, pero ahora estoy en el baño. Charles va a gastar el dinero, si lo depositas a la cuenta de tu hermana…
—Lo entiendo, entonces, ¿Qué podemos hacer?
—Yo, yo… puedo ir a donde vives, iré sola, te lo aseguro. Es mejor que me des el efectivo.
Natali giró en dirección de Andrew, pero él estaba tecleando en su portátil sin hacer caso a su conversación.
—Está bien… ¿Cuándo puedes ir?
—El domingo por la mañana…
—Bien… ¿Tienes dónde anotar la dirección?
—Sí… dame un momento…
Natali repitió la dirección lentamente, y solo en ese momento vio que los ojos de Andrew se detuvieron en ella cerrando la laptop y colocándola en la mesilla cerca de la cama.
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