El precio de tu Amor romance Capítulo 45

Dos meses después…

—Señor Garesche… —el tutor se giró cuando Natali lo llamó en el pasillo de la universidad, pero sin hacerle mucho caso, siguió caminando.

Entonces ella tuvo que correr para alcanzarlo.

—¡Señor Garesche…!

—Ya la estoy escuchando… todo el pasillo puede oírla —Nat sonrió intentando llevar su pasó mientras cargaba algunos libros en sus brazos.

—Bien… ¿Qué han dicho de mi traslado? ¿Cree que me cambien esta semana?

De un momento a otro su tutor se detuvo de golpe y se acomodó los lentes mirándole fijamente.

—Solo alguien tonto puede pedir el traslado de sus pasantías del hospital Mercy… ¿No cree que debería pensarlo un poco?

Nat negó. Ya había pasado dos meses… duros en todos los sentidos de la palabra, dos en los que prácticamente no había podido dormir mucho por trabajar tiempos extras, y por supuesto, porque simplemente no dejaba de pensar…

Andrew seguía en sus venas, en su cuerpo, en su mente y en su alma cada segundo.

Aún vivía en la casa de Lana, pero siempre aportaba para los gastos básicos y para que nadie notara mucho su permanencia en el lugar. Sin embargo, esperaba mudarse lo más pronto posible, porque ya había averiguado algunos lugares pequeños que eran más que suficiente para ella.

Y con respecto a lo que decía su tutor… No, no podía pensarlo más, lo único de lo que se hablaba en el hospital, era del éxito del retiro de los tornillos de la pierna de Andrew en la operación hace unas semanas, y que, en dos días, él estaría yendo a las terapias particulares…

Estaba segura de que él no quería verla ni en pintura, y era muy probable que todo este tiempo en que se había esforzado por no correr a él, se derrumbaría con solo verlo entrar por esa puerta.

No lo había superado, no lo superaría, y quizás jamás podría lograr hacerlo. Incluso la mención de su nombre la puso a temblar, ahora no quería imaginar cuando estuviera frente a él.

Quería irse a otro hospital, solo quedaban un mes para terminar este año, y solo le restaba un año más para alcanzar su tan ansiada carrera.

Lo estaba logrando y por supuesto que lo iba a hacer.

Levantó su frente y miró a Garesche con firmeza.

—Lo he pensado mucho y mi decisión está tomada… por favor… ayúdeme…

El hombre soltó el aire y luego asintió.

—Natali… haré todo lo posible, pero no prometo nada… creo que será difícil, ya que estamos terminando año…

Ella sonrió un poco emocionada y luego asintió.

—Gracias… ahora… iré a clase…

El profesor asintió con la cabeza y luego la vio caminar rápido desapareciendo en los pasillos, mientras buscó de forma rápida su teléfono y marcó a un número conocido.

—Miller… —dijo cuando escuchó la contestación del otro lado—. Dame noticias… ¿Se puede cambiar a mi estudiante?

—No creo que sea posible… profesor Garesche, estamos terminando año, e incluso deberá asignársele otro tutor, ya que usted no puede estar en dos lugares, y no podemos hacer esa exclusividad solo por una estudiante… Quizás el otro año podamos considerarlo

—Gracias, Miller… adiós.

Garesche volvió a mirar al fondo subiendo sus hombros, y sin más, se ocupó de las listas de estudiantes en las que estaba trabajando para los informes finales.

Dos noches después de una larga jornada, Natali se estaba quitando los zapatos para correr a la ducha y aprovechar las horas que le quedaban de sueño.

Se sentía molida, y su cuerpo ya le estaba pidiendo a gritos que tomara un respiro.

Justo cuando enroló su cuerpo en una toalla, dos toques en la puerta detuvieron su propósito.

—¿Nat? —Lana asomó la cara por la puerta mientras ella le dio una sonrisa.

—Siento no haber ido a saludar, pero pasé de largo porque me siento agotada y tampoco quería molestarte… estos últimos días finales de este año, nos están pasando factura.

Lana asintió cerrando y con cuidado, se sentó en un sillón que estaba cerca de la cama de Nat.

—Si yo me siento cansada, no puedo imaginarme tu caso… Dios… no sé cómo has podido con todo esto.

Nat se sentó en la cama apretando su toalla y se exigió sonreír.

—Descansaré cuando salgamos de vacaciones, al menos tendremos unas semanas para reposar antes de nuestro último año.

Lana sonrió seca.

—Peter me ha dicho que estás algo ida… ¿Estás bien?

Nat bajó la mirada apretando su mandíbula.

—Lo estoy… sobrellevando poco a poco… creo que me costará más tiempo asumir que Andrew no…

—¿Qué pasó con los mensajes hace un mes?

—¡Ahss!, ni me lo recuerdes… quiera poder regresar el tiempo y no haberlos enviado, son vergonzosos… —Natali llevó las manos a su cara en señal de impotencia.

Por supuesto que había enviado unos cinco mensajes a Andrew en un momento de desesperación, en plena madrugada, él los había leído, pero nunca respondió.

—Al menos tú decidiste ser valiente… y le dijiste lo que sentías…

Los hombros de Natali se alzaron viendo como Lana se puso de pie.

—Espero que, si puedan cambiarte de hospital, y si eso no pasa, puede ser porque ya estamos terminando, pon la solicitud antes de comenzar el otro año, quien quita que seamos compañeras…

Nat también se levantó sonriéndole.

—Eso me encantaría, y sería un alivio tremendo para mí.

Capítulo 45 1

Verify captcha to read the content.Verifica el captcha para leer el contenido

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: El precio de tu Amor