El precio de tu Amor romance Capítulo 8

Nat resopló sacando todo el aire de sus pulmones mientras guardó su móvil en la cartera elegante, que Lana le prestó. No pudo evitar mirar al cielo negro, tratando de sostener las lágrimas que se le acumularon en sus ojos por la pelea que acababa de tener con su hermana.

«¿Injusta?, ¿acaso ella se había vuelto loca? ¿Cómo podía llamarle injusta y degenerada por querer irse de su casa y rentar una pieza para ella?», además estaba muy preocupada con lo de “Grace se puso algo enferma”, “Y si le pasa algo será tu culpa”

Estaba segura de que el hecho de irse de su casa no iba a menguar los problemas, y se preguntó cuánto más iba a aguantar esta situación.

—¡Oye! —un grito la hizo saltar y disipar sus pensamientos confusos—. No puedes irte todavía, Alexey y yo también queremos un beso…

Natali dio la vuelta entre sorprendida y confundida, para ver a dos hombres en la puerta que se tambaleaban mientras caminaban hacia ella. Ambos reían de forma descontrolada, se dio cuenta de que el cumpleañero le dijo algo al otro en su oído porque esto fue suficiente para que el hombre de camisa azul, estallara en carcajadas.

Era el mismo hombre que entró con Andrew al bar horas atrás, así que, caminando hacia ella se adelantó en pasos galantes, sonriéndole como si con esto hiciera que Nat dejara su ceño profundo.

—Tengo un trato para ti… —dijo Adam recortando el espacio entre tanto Natali retrocedió dos pasos—. Primero me besas a mí, y luego sigue Alexey, depende del que te guste más, pues ese ganará…

—El que te guste más, puede llevarte a una noche… muy, muy placentera… ¿Qué dices? —agregó Alexey colocándose a un lado, y de cierta forma enjaulándola.

El corazón de Nat comenzó a latir muy rápido, pero alzando su rostro los enfrentó.

—¡Son unos patéticos! —expulsó con rabia tratando de pasar por los lados empujándolos un poco. Pero en cuanto pensó que se había zafado de ese par de borrachos, sintió un jalonazo tremendo que hizo que su brazo adoleciera y que todo su cuerpo se fuese con fuerza hacia atrás.

—¿Quién es patético, maldita? ¡¿Sabes acaso con quien estás hablando?! —Alexey la pegó duramente a un auto que estaba cerca, mientras Adam sonreía como un psicópata.

El pecho de Nat subía y bajaba descontroladamente. Estos hombres estaban fuera de sí, y por lo que veía de reojo, nadie saldría del bar. Incluso, la música estaba más intensa y podía oír los gritos de euforia.

—Es mejor que le hagas caso, porque hiciese enojar a Alexey, preciosa…

—¡Ahora abre tu puta boca y bésame! —exigió Alexey apretando su cuello llevando su cara cerca de la de ella.

Natali comenzó a forcejar, su bolsa se había caído en algún momento y sus brazos comenzaron a adolecer contra la musculatura de ese hombre. Todo en ellos olía a lo que más odiaba, ebriedad, veía la misma mirada jodida de su padre cuando estaba bajo los efectos de la bebida y se preguntó que más podía hacer, cuando intentó con todas sus fuerzas para dar con su pierna en la ingle del hombre.

Sin embargo, parecía que el tipo ya estaba prevenido a ese movimiento, porque segundos después esquivo su golpe, desatando la furia que detalló en sus ojos.

Los brazos de Alexey la apabullaron volviéndola a estrellar con fuerza en el auto, y en cuanto Nat salió de su aturdimiento, su pecho estaba ahora pegado a la ventana de ese automóvil mientras su piel era rastrillada.

Sintió las manos frías de ese idiota en sus hombros, y luego esa boca asquerosa se acercó a sus oídos.

—Pasaremos muy buena noche… relájate…

Nat reprimió sus ojos, pero justo cuando su cuerpo se estaba acercando para apretarla, escucharon una voz que los interrumpió.

«Esa voz…», pensó Natali entre tanto parpadeaba confusa.

—Déjala, Alexey —el tono fue amargo, pero bajo. No había grito, ni fuerza, pero si mucha autoridad.

Los tres se giraron de golpe para ver que Andrew estaba de pie caminando despacio a sus lugares con el ceño fruncido. Parecía más molesto que nunca, pero de un momento a otro, el silencio fue interrumpido por Adam.

—Hermano, no es nada, vete de aquí…

«¿Hermano?», se preguntó Nat, ahora conectaba todo y el recuerdo de la foto familiar vino a su mente. Ellos eran hermanos, por eso también los vio juntos al entrar.

Después de sus palabras, Adam caminó hacia Andrew para colocar la mano en su hombro, pero este hombre enojado le dio una manotada tan fuerte para evitar que lo tocara, que su hermano cayó al piso sin duda alguna. Todo esto por el estado de ebriedad.

Alexey se despegó de Natali en cuanto vio el suceso para ir hacia Andrew y reclamarle.

—¿Por qué haces esto? Ella es solo una zorr… —Alexey no pudo terminar la palabra cuando Andrew ya estaba dándole un puño de frente que lo hizo tambalear hacia atrás.

Al ver esto, Adam se levantó rápido, pero la boca y la nariz ensangrentada de Alexey ya no tenía reparo, así que su alarma se encendió enseguida.

—¡Maldita sea, Andrew! ¿Qué te ocurre? —su hermano llegó hasta él, pero Andrew volvió a empujarlo con furia para ir de nuevo contra Alexey.

En cuanto vio que Alexey intentó levantarse, Andrew volvió a darle otro puño, que definitivamente lo tumbó al suelo, y, aun así, se agachó recordando cuando torció el brazo de aquella chica y la estrelló contra el auto.

¬—¡Feliz cumpleaños, infeliz…!, —empujó su cabeza deshaciéndose del agarre de su camisa entre tanto Alexey tosió y Adam se acercó para ayudarlo.

—¡¿Estás loco?! —refutó su hermano con el aire entrecortado y los ojos muy abiertos.

—Quédate aquí siendo tan imbécil como él… —sentenció Andrew colocándose de pie, ajustando sus mangas y arreglando su reloj en su muñeca. Abrió y cerró la mano, tenía un leve cosquilleó y los nudillos un poco rojos.

Entonces cuando se dio vuelta, la vio a ella pegada al auto, mientras respiraba entre cortado.

Fijó la mirada también en su bolsa que se encontraba a unos metros en el suelo, y dio unos pasos hasta llegar a recogerla. Trató de soltar el aire caminando muy lento hacia ella, y sin más se la ofreció.

Ella tenía atascado un nudo en la garganta. Estaba impresionada hasta la médula. Se suponía que este hombre era una mierda igual a todos sus amigos, además de que jamás pensó que iba a defenderla exactamente en el momento en que más lo necesitó.

—Gracias… —pronunció bajo mientras tomó su bolsa, e intentando ocultar su temblor.

Estaba nerviosa por lo que había pasado, pero mucho más, por la cercanía de ese hombre que la miraba como si estuviese escaneándola.

Andrew asintió, y luego giró en dirección de Adam y Alexey que ya se había levantado para caminar a la entrada del club. Escuchaba que Alexey estaba maldiciéndolo, mientras que su hermano trataba de calmarlo para que volvieran por hielo.

En cuanto no los escuchó más, se giró hacia Natali de nuevo.

—Deberías irte a tu casa, esto ya no es tan seguro después de lo que hiciste allá adentro.

Ella no tenía ganas de discutir, y después de la llamada de Evelyn su ánimo había decaído por completo.

—Vine con mis amigos… —trató de responder colgando su bolso.

—Pero parece que no hay ninguno aquí…

Natali alzó su rostro para ver que Andrew estaba delante de ella esperando una respuesta.

Capítulo 8 1

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