—N-No, no es necesario. —La recompensa de 100 millones era tentadora, desde luego, pero era a Mateo a quien Estefanía tenía en realidad echado el ojo. Sacudió la cabeza con una sonrisa amable y dijo—: Aunque hubiera sido otra persona la que hubiera estado en peligro aquel día, yo también la habría salvado. Y, además, nadie se quedaría mirando desde la barrera sin hacer nada en ese tipo de situación.
Mateo respondió:
—Si no quiere la indemnización, puede decirle a su padre que se ponga directamente en contacto con mi secretaria personal. Daré preferencia al Grupo Fabricio cuando se trate de proyectos de mi empresa. —El Grupo Fabricio era la empresa propiedad del padre de Estefanía.
Una sonrisa cortés cruzó el bonito rostro un poco maquillado de Estefanía.
—Gracias por su amabilidad, Señor Mateo, pero en realidad no es necesario.
Sin embargo, en cuanto terminó la frase, el móvil de Mateo sonó de repente.
—Disculpe, tengo una llamada que atender. —Tomó el teléfono y vio que era una llamada entrante de Tomás, su secretario personal. Preguntó:
—¿Qué ocurre?
—Siento mi incompetencia, Señor Mateo. No he podido hacer lo que me había pedido. Doña Borbón se ha llevado a la Señorita Marín de vuelta a la Residencia Borbón —respondió Tomás, que luego le contó a Mateo todo lo que había pasado por teléfono.
—¿Por qué la abuela estaría allí de repente?
—Yo tampoco lo sé. —Tomás también se preguntó cómo es que Jezabel estaría tan bien informada. Al pensarlo, añadió de inmediato:
—Pero a juzgar por lo que dijo, parece que quiere que se case con la Señorita Marín.
Mateo frunció un poco el ceño ante las palabras de Tomás. Respondió con frialdad:
—Eso son ilusiones. —Luego, colgó y se quedó pensativo mirando la pantalla de su teléfono.
Por otro lado, Estefanía no pudo evitar que su corazón latiera rápido al ver el atractivo rostro de Mateo sentado frente a ella. Tardó una eternidad en calmar su agitado corazón. Antes de venir aquí, Raquel le había recordado una y otra vez que debía hacerse la difícil con Mateo para despertar el interés del hombre. Teniendo presente el consejo de Raquel, aprovechó la oportunidad y dijo:
—Señor Mateo, me complace ver que está sano y salvo.
—¿Contenta?
—Sí. —Estefanía asintió un poco mientras actuaba como una joven inocente e ingenua—. En realidad, siempre que ayudo a alguien, me siento un poco complacida. —Sonaba como si le gustara ayudar a la gente y lo hubiera hecho muchas veces.
En el círculo de la clase alta de Florencia, Estefanía era la belleza número uno elogiada por todos tanto por su belleza como por su talento. A pesar de que la Familia Landa ocupaba los últimos puestos en la lista de empresarios y figuras prominentes de Florencia, el propio carisma de Estefanía había aportado muchos negocios a la familia.
«¡Parece que el consejo de mamá de hacerse la dura funciona de verdad!».
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