Violeta respiró profundamente antes de entrar a la habitación, necesitaba llenarse de fuerzas para poder ver a Olivia en aquel estado y no desmoronarse. Pero no se encontró con Olivia, sino con una figura masculina.
—¡Jarvis!— dijo Violeta caminando rápidamente hacía él.
—Señora Violeta, qué alegría verla— dijo— me tranquiliza saber que han llegado— dijo mirando a Mikhail, quién había entrado a la habitación.
—Mira nada más como te dejo ese desgraciado— Violeta lo miró con compasión— es un infeliz.
—Nos alegra saber que estás con vida.
—De milagro, señor Volkov, por poco y no la cuento.
—Aún no entiendo cómo Mikhail pudo dar con ustedes, nosotros los estuvimos buscando por mucho tiempo, era imposible localizarlos.
—Bellancinni tiene ojos en todos lados, creí que nos ocultabamos bien, pero no.
—¿Mauro?, ¿Helena?, por poco me convencen de que aquí no estaban las personas que había venido a buscar.
—Era lógico que debíamos olcutarnos con otros nombres, y otras apariencias. Mauro es mi verdadero nombre.
—¿O sea que no te llamas Jarvis?—Mikhail frunció el ceño y violeta lo miró con ojos enormes.
—No, es una historia muy larga para contarla ahora— se tocó la herida haciendo un gesto de dolor— espero poder hacerla en un futuro, pero Jarvis fue una identidad que me cree para trabajar con Esteban.
—De acuerdo— dijo Violeta— nos alegra verte, pero estoy ansiosa por ver a Olivia.
—Y yo ansioso de que se la lleven, así podré estar tranquilo sabiendo que está en buenas manos.
—Por supuesto que no, caballero. Tu también irás— le dijo Violeta mirándolo con incredulidad. ¿Acaso pensaba que se llevarían a Olivia y lo dejarían allí?, ¡Por supuesto que no!
—Es obvio que no te dejaremos aquí— Mikhail lo miró con seriedad— ambos viajarán con nosotros, en Rusia podrán recuperarse sin ningún problema, he preparado la mejor clínica de Moscú para internarlos, además hemos viajado con el equipo técnico y personal humano calificado para que sea un viaje satisfactorio, no debes preocuparte.
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