Olivia, sonrió al ver la llamada en su celular, aquel era el mejor momento del día, poder hablar con Jarvis y llenarse de fuerzas para esperarlo.
—Mi amor— respondió animadamente— que alegría escucharte.
—Mi querida Olivia, hubiese querido llamarte antes pero estos días han sido una locura.
—Lo comprendo perfectamente, mi amor, sé que no es fácil, así que lucho por mantener la paciencia— le dijo con dulzura—¿cómo estás?
—Bien, ansioso de volver a tí —le dijo animadamente.
—Y yo ansiosa de que regreses, pero se que ésto es necesario para ambos. ¿Cómo está todo en Italia?
—Marchando según lo planeado, no ha sido fácil, estoy en sus dominios natales, y tengo que pisar cuidadosamente, sin embargo, son pocas cosas las que el dinero no puede comprar.
—Quiere decir que pronto estarás aquí— le dijo animadamente.
—Si, muy pronto, la primera fase está marchando de maravilla. Bellancinni estará furioso.
—Esa es la idea. Todo saldrá bien, mi amor.
—Todo saldrá bien— repitió él en todo animado— te extraño tanto, mi amor. Extraño tu cuerpo, tus besos, tus caricias, estoy desesperado por acariciar tus senos, por besarte la piel y perderme en ti.
—Con un demonio Jarvis, no me hagas ésto — dijo en un gemido doloroso — estoy ardiendo en pasión, mi cuerpo vibra de deseo, estás demasiado lejos como para poder apagar ésta llama.
—¿Estás vestida?— preguntó en tono ronco.
—En pijama— dijo con voz temblorosa.
—Quítatela ahora mismo— le dijo y ella se estremeció, era una de esas muy pocas veces en las que él le daba una órden y aquello la excitaba— desnúdate para mí, Olivia, te diré que hacer, mientras tú obedeces y me imaginas, y cierra los ojos, ésto será maravilloso. . .
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La mañana llegó, y Mikahil se movió inquieto por las estimulantes caricias que estaba recibiendo.
—Qué satisfactoria manera de dar los buenos días — dijo en medio de un gemido— Violeta, mi ardiente Violeta. . .
Después del desayuno Mikahil les preguntó si habían planeado algo especial para aquel día, ambas mujeres negaron asegurando que no tenían planes, así que probablemente se quedarían el día en casa.
—Olivia. . .
—¿Sí?
—Supe que Dmitry estuvo aquí — Olivia endureció el rostro— ¿Dijo algo?
—Dmitry Petrov, es el hombre más arrogante y déspota de la tierra— dijo con desprecio— ha venido aquí a decir que no cree que mi relación con Jarvis sea algo de gran importancia, ha expresado lo mucho que está interesado en mí y ante mi rechazo, me ha besado a la fuerza, así que le he amenazado con matarle si vuelve a besarme y como ha intentado tocarme nuevamente lo he abofeteado con todas mis fuerzas— Violeta la miró aterrorizada, al tiempo que Mikahil dejaba caer la cabeza atrás para dejar escapar una sonora carcajada.
—¡Olivia!— la reprendió Violeta.
—¿Qué querías que hiciera?— preguntó enojada— se cree con derechos que no tiene. ¡Pretende venir y besarme a sus anchas sin mi consentimiento!
—¡Hubiese pagado por ver eso!— dijo Mikahil riendo.
—¡Mikhail!— Violeta estaba incrédula.
—Ese imbécil de Dmitry cree que puede tener cuánta mujer quiera, no está acostumbrado al rechazo, así que es algo novedoso para él. ¡Una bofetada!— volvió a reir, Olivia estaba impactada, nunca había escuchado su risa— Me atrevería a asegurar que ni siquiera mi tía le ha abofeteado en su vida.
—Pues, bien merecido que se lo tiene, por atrevido— dijo Olivia furiosa— le he dejado muy en claro que no se me acerque nuevamente.
—Yo también le he dicho que se mantenga al margen — dijo Mikahil.
—¿Tú?— preguntaron ambas mujer el unísono.
—Vino a la oficina a expresar su. . . interés por Olivia, pensando que su relación con Jarvis era algo sin importancia.
—¡Es un idiota!— dijo Olivia enojada.
—Ya le he advertido qué se mantenga al margen, no quiero problemas.
Después de medio día, Olivia quiso dedicarse a descansar un poco, repentinamente había tenido un fuerte dolor de cabeza, por lo que tomó dos analgésicos y se fue a la cama. Un llamado a su puerta le interrumpió.
—Adelante.
—¿Estás bien?— preguntó una preocupada Violeta, entrándo a la habitación hasta llegar a la cama y sentarse al borde.
—Si, sólo es un dolor de cabeza— le sonrió sentándose en la cama— es que con Jarvis fuera, no duermo muy bien— sonrió y Violeta le devolvió el gesto comprensivo— me he tomado dos analgésicos.
—Es difícil dormir sola, cuando a tu lado falta el ser que amas. Venía a invitarte a ir al salón — sonrió dulcemente — a que fuese tarde de manicura — movió los dedos frente a ella.
—¿Te importaría si me quedo en casa a descansar?— preguntó avergonzada.
—Por supuesto que no, mi amor. Creo que debería acostarme contigo y hacerte algo de compañía.
—No debes alterar tus planes, cariño— Olivia, la miró dulcemente — Tu puedes ir al salón, yo dormiré un poco.
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