Esposa Obligada Del CEO Paralítico romance Capítulo 11

Aria estaba durmiendo cuando escuchó su teléfono sonar y abrió los ojos para darse cuenta de que no era la alarma, si no una llamada de Melissa.

— De verdad que eres una niña mal agradecida, desde que te casaste ni siquiera me has llamado. —Reclamó Melissa, apenas Aria contestó su llamada.

— Yo no me quería casar, solo cumplí con lo que me pediste. —Replicó Aria, no soportaba que Melissa fingiera ser una buena madre cuando no era el caso.

— Tonterías, tenías que venir a visitarnos, se supone que tu esposo debe venir contigo, no nos están tratando como su familia. —Masculló Melissa.

— No creo que él esté de acuerdo con eso, ya obtuvieron el dinero, no entiendo para qué quieres que vayamos. —Murmuró Aria, sabía que Lucien no estaría de acuerdo, él nunca salía de casa y ella tampoco quería volver a ese lugar, no deseaba tener que lidiar con las burlas de Michelle y Noah mientras se regocijaban en su cara.

— Supongo que ya no deseas ver a tu abuela, cuando se entere que te casaste y ya no quieres venir a verla se pondrá muy triste, ayer le dieron de alta y desea verte. —Suspiró Melissa, sabía muy bien que esto haría a Aria cambiar de opinión.

— ¿Ella de verdad salió del hospital? —Preguntó Aria sorprendida, como estos días había estado ocupada con la limpieza y demasiadas cosas en su cabeza había olvidado ir a visitar a Amelia al hospital.

— Si, ¿Vendrás o no? Haremos una cena mañana, traes a tu esposo. —Exigió Melissa.

— Si iré. —Afirmó Aria, le diría a Lucien, pero si él no aceptaba ir, ella esperaba que no tuviera problema con que fuera ella sola, tenía muchas ganas de ver a su abuela.

— Perfecto, será a las siete, no olvides traer a tu esposo contigo. —Dijo Melissa antes de colgar y Aria sonrió con ironía, Melissa ni siquiera le había preguntado cómo estaba y solo la había llamado con exigencias, no es que Aria esperara que le diera un poco de calidez, porque Melissa nunca se ha preocupado por ella, pero después de haberla obligado a casarse, pensó que al menos le preguntaría como la trataba Lucien.

"Afortunadamente Lucien solo es frío y no me maltrata, porque igual si lo hiciera a nadie le importaría y tendría que soportarlo." Pensó ella sintiéndose triste por este hecho y caminó hacía el baño.

Ya era un poco tarde, como había olvidado poner la alarma se le hizo tarde y Lucien ya no estaba en la habitación e iba retrasada para el desayuno, así que se arregló de manera rápida para bajar.

— Buenos días, lamento la tardanza. —Dijo apenada cuando llegó al comedor y Lucien solo asintió.

— No te preocupes, hoy todos nos despertamos un poco tarde. —Le dijo Luna con una sonrisa llena de calidez, que reconfortó el corazón de Aria.

— Gracias. —Susurró Aria tomando asiento.

Empezaron a comer y al terminar, Lucien la observó por un momento antes de hablar.

— La señora María ya llegó, debe estar en la cocina, quiere darte unos suplementos, así que anda para que te los de.

— Esta bien, voy en un momento, yo quería comentarte algo.

— Dime.

— Bueno mañana mi familia va a organizar una cena, mi mamá quiere que vayas, pero si no deseas ir, puedo hacerlo yo sola. —Espetó ella.

— Te acompañaré.

— ¿Qué? — Preguntó Aria con los ojos abiertos de par en par, no esperaba que él aceptará.

— Iremos juntos, solo tienes que decirme la hora.

— Es a las siete. —Dijo, sintiéndose un poco incrédula, estaba segura que él la iba a rechazar en un principio.

— Perfecto, ahora anda por tus suplementos. —Le dijo Lucien y Aria se levantó.

— Que bueno que vamos a salir papi, yo quiero conocer a la familia de Aria, seguro que serán tan amables como ella. —Dijo Luna con una sonrisa, Aria le agradaba mucho, porque cuando no estaba limpiando siempre aceptaba jugar con ella.

Aria escuchó las palabras inocentes de la niña y creyó que no era correcto llevarla a esa casa, porque su familia no era buena como Luna pensaba y no sabía cómo decirle que era mejor quedarse ya que ella no podía tomar está decisión.

— Princesa tú no vas a ir, te quedarás aquí con Priscila y Max vendrá también, mientras yo vuelvo. — Suspiró Lucien, no le gustaba tener que salir sin ella, pero la casa de la familia de Aria no era un lugar al que la quisiera llevar, él solo iba porque quería ver que tenían planeado con esta invitación, de otra manera no iría, no le gustaban esas personas y estaba tranquilo de que Aria parecía ser diferente a ellos y por eso ya no le incomodaba que estuviera cerca de Luna.

— Pero yo quiero ir… —Se quejó Luna haciendo un puchero.

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