— Que bueno que ya despertaste. — Dijo Victor al notar el movimiento de Jerome y cuando esté escuchó su voz, se sobresaltó abriendo los ojos de par en par.
— ¿Qué… que hago aquí? — Preguntó confundido al darse cuenta de que estaban en una habitación que no podía reconocer, estaba amarrado, aún con su bata de hospital y frente a él estaba Victor, mirándolo fijamente.
Lo miró sin entender nada, con su cuerpo temblando ligeramente, aún le dolía su herida del disparo, esta aún no cicatrizaba bien y al estar amarrado en una posición incómoda, le causaba dolor.
— Vas a hacer algo bueno con tu vida finalmente, tu hija en este momento está secuestrada por tu culpa y la persona que la tiene quiere hacer un intercambio, te entregaré a ti y me la devolverán a ella. — Respondió Victor con una sonrisa maliciosa y la cara de Jerome perdió todo el color.
— No, no puedes hacer esto, seguro me matarán, si te importa mi hija más vale que no lo hagas, Jacob la encontrará, pero si tú me entregas y me matan, no podrás nunca conocer al hijo que tienen juntos. — Masculló Jerome y Victor al escuchar esto le sonrió con crueldad, dándose cuenta de que aunque Jerome sabía que él era el padre, no tenía ni la mínima idea de que eran dos niños, eso demostraba lo poco que ella y sus hijos le importaban.
— ¿Sabes que si tardamos más tiempo pueden matarla? ¿De verdad te niegas a hacer esto por tu hija cuando ella no tiene la culpa de su secuestro? Cuando quien debería estar ahí eres tú, ¿No te importa si la matan por tu culpa? — Preguntó Victor sintiéndose asqueado al mirarlo, no podía entender como un padre podía ser tan despreciable, si él tenía que intercambiar su vida por la de sus hijos o Maya no lo dudaría ni un instante mientras ellos estuvieran bien, pero a Jerome no parecía importarle en absoluto.
— ¿Por qué ahora ella te importa? Tú mismo la rechazaste antes, ¿esto es por su hijo? Igual si le hacen algo, podrías quedarte con él, dejaré que Jacob te lo entregue. — Dijo Jerome y Victor sintió ganas de ahorcarlo él mismo, era tan desagradable, podía darse cuenta que Jerome ni siquiera amaba de ninguna manera a su hija, no sentía ni un poco de amor por Maya.
Al darse cuenta de esto, cualquier duda que tuviera acerca de entregarlo sin luchar en absoluto se disipó, había pensado en que luego de que le entregaran a Maya, enfrentarse a esa persona e intentar recuperar a Jerome para que Maya no lo odiara, pero como a él no le importaba si Maya moría por su culpa, Victor no estaba dispuesto a arriesgarse para salvar la vida de un hombre así, no lo merecía, más bien esperaba que sufriera bastante.
— Mereces morir, espero que no tengan ninguna piedad contigo. — Masculló Victor antes de salir de la habitación y Jerome quedó atrás gritando desesperado.
Después de que Victor salió, revisó su teléfono una vez más, esperando la llamada que cambiaría las cosas.
Una hora después, cuando ya no aguantaba más su ansiedad por saber de Maya, el nuevo teléfono finalmente sonó, el suyo lo había desechado antes del secuestro de Jerome y después de haberse comunicado con quién lo tenía secuestrado para que supiera a dónde lo tenía que llamar, lo había botado.
— ¿Ya lo tienes? — Preguntó Killian.
— Si, ¿Dónde nos vemos? Necesito que me dejes hablar con Maya antes de cualquier cosa.
— Ella está bien, te lo aseguro, yo lo único que quiero es a Jerome y si quieres hacer este trato, tendrás que confiar en mi palabra. — Dijo Killian, no quería alertar a Maya de lo que sucedería, porque podía darse cuenta de que a pesar de que Jerome no lo merecía, ella lo amaba.
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