— Señor, los señores Halls están aquí, dicen que quieren verlo. — Anunció Priscilla al entrar al comedor y Aria se tensó al escuchar esto.
Melissa no había dejado de llamarla estos días pidiéndole que hablara con Lucien para que les diera más dinero y a pesar de que ella le había dicho que si lo haría, nunca estuvo en sus planes hacerlo, pero ahora que ellos habían venido hasta aquí no podía ser para algo bueno.
— Hazlos pasar. — Ordenó Lucien.
— Si señor. — Aceptó Priscilla y se retiró rápidamente.
Lucien saco la máscara de su bolsillo y luego de ponérsela miro a Luna.
— Luna es mejor si subes a tu habitación. — Le dijo Lucien a la pequeña la cual frunció el ceño.
— Pero papi… — Se quejó ella haciendo un puchero triste.
— Luna. — Dijo Lucien con voz y la pequeña con esto asintió antes de levantarse de la mesa para retirarse con su carita llena de tristeza.
Luna se sentía llena de agravios en su corazón, pero en este momento solo podía obedecer, así que avanzó abatida.
Aria al ver esto sintió como su corazón se encogía, no quería que ella estuviera triste, pero estaba de acuerdo con Lucien, sus padres podrían venir a hacer un gran alboroto y eso no era bueno para la niña.
— ¿Sabes por qué vinieron hasta aquí? — Preguntó Lucien mirando a Aria después de ver a Luna irse.
— No. — Respondió Aria en voz baja, aunque tenía un presentimiento no podía estar totalmente segura, además que esperaba que esa no fuese la razón de esta visita.
Lucien la miró con un poco de duda, pero antes de que pudiera decir algo Priscilla llegó, con los Halls detrás de ella.
— Que bueno que aceptó recibirnos señor Halls, lamentamos venir así, pero está niña ni siquiera nos está atendiendo las llamadas, esta siendo bastante irrespetuosa con nosotros, no entiendo cómo puede ser así, nos tiene demasiado tristes y preocupados, está actuando de manera desconsiderada. — Se quejó Melissa fingiendo tristeza y Aria al ver esto abrió la boca antes de apretar sus labios.
Cada vez estaba más decepcionada de la actitud de Melissa, no podía entender como todos ellos podían ser tan buenos actores, porque aunque lo de que no le estaba atendiendo las llamadas tenía un poco de verdad porque solo la llamaban para exigir dinero, pero que se preocupara por ella era una completa mentira.
— Cómo pueden ver no tienen nada de lo que preocuparse, ella está perfectamente bien, si eso es todo ya pueden retirarse. — Espetó Lucien mirándolos con frialdad, no les creía ni una sola palabra, sabía muy bien que ellos no se preocupaban por Aria en absoluto y que si estaban aquí debía ser por otra razón.
— Ya que estamos aquí nos gustaría pasar algo de tiempo con nuestra hija, tuvimos que manejar hasta aquí para verla y ya que ella no quiere ir a casa nos gustaría compartir un momento con ustedes. — Dijo Melissa llena de incomodidad, podía sentir la frialdad de Lucien, pero ella había venido con un objetivo y no pensaba rendirse.
— ¿Quieres compartir un momento con ellos? — Preguntó Lucien mirando a Aria directamente, pero antes de que ella pudiera contestar alguien más habló.
— Por supuesto que quiere, mi abuela me mando a darle un mensaje muy importante también, es bueno pasar tiempo con la familia después de todo. — Intervino Michelle con una sonrisa.
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