Esposa Obligada Del CEO Paralítico romance Capítulo 30

— ¿Seguro que estarás bien solo con mamá? — Preguntó Maya frunciendo el ceño, preocupada, se sentía culpable por irse cuando su familia más la necesitaba, pero no tenía otra opción, cada vez que estaba cerca de su mamá ella se alteraba y eso no ayudaba a nadie.

— Si, no te preocupes, pronto las cosas irán mejorando y luego podrás venir de visita. — Respondió Jacob dándole una sonrisa tranquilizadora para calmarla.

— Te voy a extrañar. — Musitó ella acercándose para abrazarlo.

— Y yo a ti. — Afirmó Jacob envolviéndola en sus brazos.

Luego de unos segundos se separaron y él miro a sus sobrinos, caminó hacia ellos y le pasó las manos por el cabello, despeinándolos.

— Nos vemos pronto pequeños traviesos, pórtense bien y cuiden de su mamá. — Les dijo con una sonrisa y los gemelos asintieron de inmediato.

— Siempre cuidamos de mamá. — Dijo Marcus.

— Nunca dejaremos de cuidar de ella, no tienes que preocuparte tío. — Intervino Jake y la sonrisa de Jacob se ensanchó.

— Son chicos geniales. — Afirmó y luego se acuclillo para atraerlos a un abrazo a los dos y luego dirigió su vista hacia Victor que tenía su mirada fija en ellos. — Más te vale que los cuides bien a los tres y que no te atrevas a lastimar a Maya de ninguna manera.

— No tienes que pedirme eso, son mis hijos y la mujer que amo, por supuesto que los voy a cuidar y en cuanto a lo otro puedes estar tranquilo, no volveré a cometer ningún error. — Aseguró Victor y Jacob asintió satisfecho.

Había entendido que no podía hacer que ellos estuviesen separados, porque Maya lo amaba mucho y además en este momento lo necesitaba, solo podía intentar llevar las cosas de la mejor manera y esperar que él nunca más volviera a lastimarla.

Después de que terminaron de despedirse los cuatro subieron al Jet privado.

Los niños estaban jugando durante el viaje con unas tablets, pero pronto se quedaron dormidos y después de que Victor se dió cuenta de esto, dirigió su mirada a Maya.

— Te amo mucho mi cielo. — Susurró Victor tomando la mano de Maya y llevándola a su boca para dejar un beso en el dorso. — Estoy muy feliz de que aceptaras volver conmigo a dónde vivo, ya mandé a arreglar todo para que esté perfecto cuando lleguemos, después podremos elegir otra casa juntos, una que sea de tu gusto y del de los niños.

Ayer cuando habían estado hablando de como serían las cosas y de lo que sería más conveniente tanto para los niños como para ellos, él le había propuesto que en lugar de que regresarán a vivir donde ellos lo estaban haciendo, que volvieran a dónde estaban sus padres, ellos estaban fascinados con los niños y los niños con ellos. Además de que tendrían a Luna y al pequeño Luciano cerca, les haría bien convivir con más personas que los quisieran.

Podrían tener una familia más grande y si ella no hubiese aceptado Victor habría tenido que dejar su trabajo atrás para mudarse, a lo que estaba dispuesto por estar con ella y los gemelos, pero Maya al ver que los niños hablaban tan bien de sus abuelos y de Aria, Lucien, Luna y Luciano, quiso hacer esto por ellos, porque por parte de ella no le había podido dar esto a sus hijos, sus padres nunca quisieron saber de sus hijos, ahora por fin ellos podrían tener abuelos cerca que los amaran, no les quitaría esto, por eso no tuvo que pensarlo demasiado antes de aceptar.

Así que Victor rápidamente mando a preparar una mansión que tenía, pero en la que nunca había vivido para vivir ahí con ellos.

— Los niños también están muy felices, parece que quieren mucho a sus abuelos, pero yo estoy un poco nerviosa, tu familia ya sabe que el secuestro de tu hermana es mi culpa, ¿Crees que me puedan aceptar? — Cuestionó Maya un poco nerviosa, esto era algo que le preocupaba bastante, no sabía si ellos podrían perdonarla por esto, después de todo habían perdido muchos años de la vida de su hija a causa de ella y de su padre.

— No fue tu culpa muñequita y no te preocupes por eso, estoy seguro que te van a aceptar, eres la mujer que amo y la madre de sus nietos, además saben que eras solo una niña, no te van a culpar. — Aseguró Victor mirándola con amor y Maya asintió un poco dudosa. — Muñequita ellos te van a adorar, tú les agradabas mucho, eso no va a cambiar por algo del pasado.

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