Esposa Obligada Del CEO Paralítico romance Capítulo 31

Después de saludar a Aria y a Lucien, llegó el tiempo de saludar a sus suegros y Maya caminó nerviosa hacía ellos, agradecida de que Victor la estuviera tomando de la mano, porque a pesar de que Aria había sido muy amable, no sabía si sus suegros lo serían de igual manera.

— Un gusto volver a verlos señora y señor Myers. — Dijo Maya con una sonrisa y fue entonces que Hank y Elizabeth despegaron la mirada de sus nietos, para mirarla a ella.

— Que bueno que aceptaste volver aquí, queríamos tener a nuestros nietos cerca, aunque no debiste ocultarlos por tanto tiempo. — Espetó Hank, aunque quería estar tranquilo, no podía evitar sentirse disgustado por lo que ella había hecho y por ser hija de Jerome, después de la muerte de este último, se había enterado de algunas otras cosas horribles que él había hecho y no sabía si Maya podría ser una buena persona teniendo un padre como ese, además también le molestaba el hecho de que ella no le hubiese dicho sobre los niños, porque independiente si Victor no quería estar con ella, ellos si querían estar cerca de sus nietos.

— Papá, eso fue mi culpa, no tienes porque reclamarle esto a Maya. — Replicó Victor molesto.

— No veo como esto…

— Cariño, ya no hablemos del pasado, lo importante es que ya tendremos a nuestros pequeños nietos cerca y hay que aprovecharlos. — Lo Interrumpió Elizabeth tomándolo del brazo y haciéndole un gesto para que mirara a los niños que estaban mirándolo con el ceño fruncido, era obvio que ellos se estaban dando cuenta que algo no iba del todo bien y no les gustaba que regañaran a su madre.

— Está bien, tienes razón eso es lo que importa. — Dijo Hank a regañadientes, solo porque los niños lo estaban mirando y por Victor que claramente estaba molesto.

— Bueno disfruten de su bienvenida, que bueno volverte a ver Maya. — Musitó Elizabeth con una sonrisa y se acercó a Maya para darle un pequeño abrazo.

— Muchas gracias. — Murmuró Maya un poco incómoda, sin poder evitar que las palabras de Hank hicieran que su corazón doliera. Ella sabía que él tenía razón y que ella no debió ocultar a sus hijos, pero en ese entonces con tantas cosas que le estaban pasando fue lo que pensó que era mejor.

Cuando finalmente todo terminó y la familia de Victor abandonó la casa y los niños se quedaron dormidos, mientras se quitaba la ropa, Maya suspiró, se sentía un poco nerviosa por lo que él futuro aquí le depararía y también preocupada por la hostilidad de su suegro, afortunadamente él había sido el único que no parecía quererla, pero igual se sentía mal por esto.

— Muñequita no te preocupes por nada más, mucho menos por las palabras de mi padre, solo está un poco molesto por no haber conocido a sus nietos antes, pero estoy seguro que como los ama a ellos también te va a amar a ti, así que concentrémonos en lo importante, en que hoy empieza nuestra nueva vida juntos y te prometo hacerte muy feliz. — Espetó Victor abrazándola desde atrás y dejando un beso en su nuca, haciendo que el cuerpo de Maya se estremeciera y se volteara a mirarlo.

— Yo también haré todo porque tú también seas feliz, de verdad quiero que está vez todo funcione.

— Funcionará, aún si no lo hace, haremos que lo haga, por el amor que nos tenemos y por nuestros hijos, está vez nada nos va a separar. — Aseguró Victor tomando la carita de ella entre sus manos y mirándola con sus ojos llenos de amor.

Maya asintió con una sonrisa y para cerrar el trato, Victor la beso, con dulzura, que rápidamente se convirtió en pasión, desde hace cinco años que él no había estado con nadie y había estado anhelando este momento, necesitando el cuerpo de ella, así que rápidamente sin dejar de besarla, la llevó hasta la cama y empezó a quitar su ropa, besando cada pequeña parte de su cuerpo, adorándola.

Maya totalmente extasiada se dejó llevar por sus caricias y besos, ella también lo necesitaba, desde hace mucho que extrañaba esto.

— Eres preciosa, te amo tanto. — Susurró Victor mirando el hermoso cuerpo blanco y desnudo debajo de él, ese que tantas veces soñó en sus noches solitarias. En este momento su cuerpo era un mar de emociones intensas, porque finalmente podría hacer suya nuevamente a la mujer que amaba, podría amarla durante toda la noche.

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