— Hijo…
— ¿No te sientes arrepentido de haberla tratado así? Porque así es como deberías sentirte, en lugar de decir que el resentimiento se fue, como si ella te debiera algo cuando no es así, era una niña y Aria ni siquiera la culpa, si ella no lo hace, ¿Por qué tú si? Lo mejor es que te vayas. — Masculló Victor antes de alejarse de su padre, se sentía furioso con él, con todo el mundo, quería incendiar todo, porque Maya había salido herida y él no la había podido proteger después de haberle prometido que lo haría, solo que nunca pensó que algo así podría suceder, las dos tenían guardaespaldas, pero ellos no fueron lo suficientemente rápidos por la distancia que ellas les pedían que guardarán para no sentirse tan restringidas.
Hank lo vio alejarse y volvió a acercarse a su esposa e hija, molesto por el arrebato de su hijo.
— Victor tiene razón papá, Maya no merecía que la trataras de esa manera, ella es una persona muy linda e incluso arriesgo su vida por mí, en lugar de decir que ya no hay resentimiento, deberías estar agradecido, yo lo estoy. — Suspiró Aria, se sentía terrible porque Maya hubiese terminado tan lastimada y también muy agradecida por lo que hizo y podía entender la molestia de Victor, ya que Maya nunca mereció ser tratada con hostilidad, siempre era muy amable con todos.
— Yo también lo creo, cuando ella esté mejor deberías disculparte. — Intervino Elizabeth y el ceño de Hank se frunció.
— No haré eso, dejaré de ser hostil, pero no me voy a disculpar, con esto ella está pagando una deuda que le debía a Aria. — Espetó Hank y Aria abrió los ojos de par en par por la irracionalidad de su padre en este momento.
— Papá ella no me debía nada, el destino simplemente estaba escrito de esa manera, no puedes culparla por algo que hizo cuando era muy pequeña, ella incluso se disculpó conmigo y ya ha pasado por muchas cosas también, debiste dejar eso en el pasado hace tiempo, ella te dio dos nietos que quieres mucho, eso debería ser suficiente para que te olvides del pasado. — Replicó Aria molesta.
Hank al verla así y escuchar esto, se quedó sin palabras, pensando en que ellos podrían tener razón y que quien estaba equivocado era él, porque si Maya podría arriesgar su vida sin pensarlo en un momento como ese por Aria, significaba que era buena, que no se parecía en nada a Jerome y por lo tanto nunca mereció que él la tratara así.
…
Victor miró a Maya frunciendo el ceño, con sus ojos llenos de dolor, sin ni siquiera atreverse a tocarla por miedo de lastimarla más, ya estaba demasiado herida, la parte de arriba de su cabeza estaba envuelta, su carita tenía algunos pequeños raspones al igual que sus brazos y su pierna estaba enyesada, lo que la hacía ver más vulnerable en esa cama, haciendo que el corazón se llenará de dolor de tan solo verla así.
Ya habían pasado algunas horas desde que salió de la sala de emergencias y ella aún no despertaba.
— De verdad lamento no haberte protegido de nuevo muñequita. — Suspiró con voz temblorosa y en ese instante Maya soltó un leve quejido y comenzó a abrir los ojos.
— ¿Qué pasó? — Cuestionó con voz débil, intentando moverse, pero se detuvo al darse cuenta de que todo su cuerpo dolía demasiado a pesar de los sedantes. — Me duele mucho, siento que me atropello un camión. — Se quejó frunciendo el ceño mientras miraba a Víctor.
— Buscaré al doctor para que te ponga algo para el dolor. — Dijo Victor ansioso, le dolía el corazón al saber que ella estaba sufriendo e iba darse la vuelta, cuando la voz de Maya lo detuvo.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Esposa Obligada Del CEO Paralítico