— Ya sabes cómo debes comportarte, no lo vayas a olvidar. — Susurró Elijah cuando la acompaño al auto.
Mia simplemente asintió, seguiría su voluntad, no tenía elección, no podía ir en contra de lo que su padre quería que hiciera, no quería ver de qué más era capaz, ya había visto parte de su crueldad cuando trataba de obedecerle siempre, no hacerlo sería como firmar su sentencia de muerte, así que después de que el chófer la ayudará a subir su equipaje en el auto, ella también se subió, sin decirle nada a su padre o despedirse y él tampoco lo hizo.
— Señorita, esperaremos al señor Davis en el registro, no pudo venir a buscarla él mismo porque tenía que arreglar un asunto. — Comentó el chófer mientras conducía.
— Está bien, no hay problema. — Murmuró Mia mirando por la ventana, si él venía a buscarla o no, era algo que no le importaba demasiado, porque nada de esto era su voluntad, pero igual tenía que obedecer.
Iba a casarse, en un registro, sin nadie de su familia presente y con un hombre que solo había visto una vez, esto le parecía una locura y demasiado triste, no imaginó que iba a tener una boda tan patética, aunque ya todo le daba igual, porque no había amor y ella no se iba a casar con alguien que amaba.
Después de que llegaron al registro, se quedaron en el auto por unos cuantos minutos, hasta que él chofer habló.
— Señorita, ya el señor llegó, por favor baje del auto y acérquese a él. — Pidió el chófer cuando se dio cuenta de que él auto de Jacob acababa de estacionarse.
— Está bien. — Musitó Mía antes de abrir la puerta y bajar, en ese momento Jacob también estaba bajando del auto y los dos se miraron.
Mia miró a Jacob sorprendida, hoy se veía más atractivo de lo que recordaba y eso que solo se habían visto hace dos días, su corazón se sentía un poco extraño.
Jacob la observó con detalle, dándose cuenta que ella seguía viéndose hermosa, pero hoy se veía más saludable que la última vez y eso lo aliviaba.
— Vamos. — Dijo Jacob extendiéndole la mano para que ella la tomara y así Mia lo hizo, está vez los dos volviendo a sentir esa electricidad recorrer su cuerpo al tocarse, pero está vez ninguno de los dos retiro la mano.
Los dos avanzaron hacia el registro y ya Jacob había mandado a organizar todo, por lo que los pasaron a una oficina de inmediato.
Rápidamente empezaron a hacer los procedimientos correspondientes y luego llegó el momento de hacer la pregunta más importante.
— Señorita Williams, ¿Acepta usted cómo esposo al señor Jacob Davis? — Cuestionó el juez y Mia se quedó en silencio por unos segundos, ante la atenta mirada de Jacob y luego asintió.
— Si, acepto. — Respondió casi en un susurro, con su cuerpo temblando, estaba muy nerviosa y por su mente paso la idea de decir que no, pero le tenía demasiado miedo a su padre y a lo que él pudiera hacerle después si ella hacía eso. También tenia un poco de miedo de Jacob y lo que su nueva vida le depararía, porque no sabía de lo que era capaz el hombre a su lado, pero como no había visto su crueldad, le tenía más miedo a su padre.
Jacob notó su nerviosismo y decidió ignorarlo, porque aunque ella no era culpable de nada y sabía que no merecía casarse de esta manera, él no iba a dar marcha atrás.
— Señor Davis, ¿Acepta usted cómo esposa a la señorita Mia Williams?
— Si, acepto. — Afirmó él sin dudarlo y Mia se tensó mucho más.
— Los declaro marido y mujer. — Dijo el juez y luego le entrego unas hojas. — por favor firmen aquí.
Jacob firmó rápidamente y Mia por el contrario lo hizo lentamente, con sus manos temblando al igual que su cuerpo, pensando en que si su vida con este hombre podría mejorar o seria peor de lo que era ahora.
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