Esposa Pecadora romance Capítulo 1025

Al sentir las miradas sospechosas de quienes la rodeaban cayendo sobre ella, Lana supo que no podía huir. En cambio, puso una expresión agraviada y perdida.

"Ni siquiera la conozco, señorita. Por favor, ¡no me acuse de algo que no he hecho!".

"¿Cómo que no me conoces? ¡Tú fuiste la que me esperó en la oficina el viernes pasado y me llamaste! ¡Fuiste tú quien me dijo que trabajáramos juntas!", acusó Eva mientras se frustraba cada vez más. "Solo me estabas utilizando para lidiar con Eveline Montgomery, ¿no es así? ¿Cómo puedes ser tan siniestra?".

Al escuchar eso, Madeline se volteó para susurrarle a su secretaria, Coco, que estaba a su lado.

Coco asintió y se alejó rápidamente.

Madeline levantó la mirada para mirar a Lana, pero sus ojos se posaron en Jeremy, que estaba de pie detrás de la mujer.

Sus ojos se encontraron, y Madeline desvió la mirada con frialdad.

La compostura de Lana se había derrumbado por completo y miró a Eve para decirle que se callara. Eso no hizo más que enfurecer a Eve.

"¿Por qué me miras así? ¿Niegas que fuiste tú quien me instruyó en primer lugar? ¡También me dijiste que habría otra mujer que vendría a trabajar conmigo para destruir a Eveline! Es ella, ¿verdad?".

Eve señaló a Naomi.

"¡Tú, siniestra p*rra con cirugía plástica! ¡No me utilices solo porque quieres hacer pagar a Eveline!".

¡Paf! Lana le lanzó una dura bofetada a la cara de Eve en señal de mortificación. "¿Cómo te atreves a decir que mi cara es falsa? ¿Quieres morir?".

Eve acarició su cara y volvió al lado de la policía. "Ustedes también lo vieron, ¿verdad, oficiales? Me golpeó, ¡y ni siquiera me deja decir la verdad!".

Lana se acercó para negarlo. "No escuchen a esta loca, oficiales. Soy alguien con estatus y poder. ¿Cómo podría hacer cosas tan atroces? Me está tendiendo una trampa. Ni siquiera la conozco. ¡Ella está mintiendo!".

"Tú eres la que está mintiendo, Lana", interrumpió Madeline con disgusto.

Sorprendida, Lana se giró para encontrar a Madeline soltando fácilmente sus muñecas de las esposas que nunca habían sido cerradas en primer lugar.