Esposa Pecadora romance Capítulo 1049

¡M*erda!

Lana se enfadó inmediatamente por la vergüenza. Levantó bruscamente la cabeza, pero en cuanto lo hizo, Madeline le dio una fuerte bofetada en la cara.

"¡Auch!".

Lana volvió a gritar de dolor y Madeline le volvió a apretar la nuca con fuerza.

No podía moverse en absoluto y era totalmente incapaz de ponerse en pie.

"¡¿Por qué se quedan ahí parados?! ¡Arrastren a esta mujer lejos de mí!", le ordenó Lana a los guardaespaldas.

Sin embargo, Fabián no le dio la oportunidad de hacerlo. "¡Nadie puede tocarla!".

Los guardaespaldas que estaban a punto de hacerle algo a Madeline se detuvieron rápidamente y Lana se irritó. "¡¿Te has vuelto estúpido, Fabián?! Soy tu hermana biológica. ¡¿Cómo puedes ayudar a esta mujer en vez de a mí?!".

"Ya lo he dicho antes, no tengo una hermana como tú".

"Tú...".

"Además, esto es una pelea entre dos mujeres. ¿Cómo podemos nosotros, los hombres, interferir en este asunto?". Fabián se encogió de hombros y caminó hacia el lado de Lana con despreocupación.

"Señorita Lana Johnson, ¿no se ha considerado siempre tan grande, al punto que ninguna mujer podría ser su oponente? ¿No es por ello que has sido tan tirana todo este tiempo? Pero parece que ahora ni siquiera puedes enfrentarte a nadie con éxito sin tus subordinados".

"Fabián, tú...". La cara de Lana estaba pálida de furia. Intentó zafarse del agarre de Madeline, pero la mano de Madeline que le pellizcaba la nuca era tan firme que no podía levantar la cabeza en absoluto. Solo podía quedar arrodillada de esa forma junto a la piscina, lo que permitía que Fabián la ridiculizara y se burlara de ella.

Por otra parte, Jeremy había seguido a Madeline y había llegado a toda prisa. Le preocupaba que el hecho de que Madeline molestara a Lana le causara problemas a él también, pero cuando vio lo que ocurría junto a la piscina, se sintió aliviado. Al mismo tiempo, se sintió aún más avergonzado.

¿Qué clase de hombre era? ¿Qué clase de esposo y padre era?

Su mujer y su hija estaban siendo acosadas por esta mujer psicótica, y él solo podía quedarse de brazos cruzados.