Esposa Pecadora romance Capítulo 1099

Madeline cerró el álbum de fotos y corrió hacia la puerta.

Cuando salió por allí, esperaba ver a Jeremy, pero no vio nada en absoluto.

Entonces, oyó un ruido en la puerta principal. Cuando giró la cabeza, vislumbró una figura alta.

Los ojos de Madeline se iluminaron mientras perseguía a la persona.

"¡Jeremy!".

Ella no lo habría confundido.

No había otra figura similar a esa en el mundo, y no había otra figura en el mundo que hiciera que su corazón se acelerara de esa forma.

Entonces, recordó lo que vio en la puerta del despacho de Jeremy aquel día.

El hombre que estaba enredado con Lana ese día no era Jeremy.

La habían engañado.

Era solo una ilusión que Jeremy quería que ella viera.

¡Lo hizo todo para que ella lo odiara y sintiera resentimiento por él!

Madeline se sintió fatal cuando pensó en esto.

Salió corriendo por la puerta y vio la figura corriendo hacia la carretera. Por lo tanto, comenzó a perseguirlo.

Jeremy no condujo porque no quería que Madeline lo notara. En ese momento, lo único que podía hacer era correr hacia la carretera con la esperanza de poder parar un taxi e irse de ese lugar.

No quería que ella lo viera en ese estado.

Se sentiría desconsolada y renuente.

Si ese era el caso, todo lo que él había hecho sería inútil.

"¡Jeremy!".

Los gritos de Madeline llegaron desde detrás de él.

Jeremy siguió corriendo como si no la hubiera oído.

"Señor, ¿quiere que conduzca o no?". El conductor se estaba impacientando. Cuando vio que Jeremy miraba a Madeline, preguntó: "¿Está esa mujer contigo? ¿Debemos esperarla? ¿No vas a sostener un paraguas para ella?".

Jeremy cerró la puerta al oír eso y luego apartó sus ojos llorosos de Madeline. "Ella no está conmigo. Empieza a conducir".

Después de decir eso, Madeline se puso al lado del coche.

Cuando estaba a punto de golpear la ventana, el coche se alejó.

"¡Jeremy! ¡Jeremy!".

Madeline persiguió el coche mientras veía cómo este se alejaba cada vez más.

"Jeremy, no te vayas. No nos dejes a mí y a los niños. ¡Al menos deja que te acompañe, Jeremy!".

La ventanilla del coche estaba subida y llovía con fuerza, pero Jeremy aún podía oír claramente los gritos desgarradores de Madeline.

Apretó los puños y no pudo evitar que sus lágrimas siguieran cayendo.

"Jeremy, te odio, pero te quiero aún más. ¿Me oyes, Jeremy?", le gritó Madeline histéricamente al coche que acababa por volverse borroso en su visión.