Esposa Pecadora romance Capítulo 1260

Madeline agarró el conjunto de ropa limpia que estaba en el sofá antes de darse la vuelta rápidamente y correr hacia arriba. Encontró una habitación en la que no había nadie y se cambió la blusa a toda prisa. Después, cerró la puerta con llave y observó su entorno.

Ese lugar no le resultaba familiar en absoluto y no sabía si Jeremy podría localizarlo.

Cuanto más tiempo permaneciera allí, mayor sería la crisis en la que se encontraría.

El Ryan actual no era el caballero elegante, profundo, modesto y educado del principio.

En ese momento era un demonio. Era un demonio violento, despiadado y cruel.

...

Ya eran las ocho de la noche.

La policía y la Interpol estaban en la Mansión Whitman discutiendo planes para rescatar a Madeline.

Lillian seguía acurrucada en los brazos de Jeremy en ese momento. Probablemente era porque nunca había recibido un amor genuino y verdadero de su padre.

Ya podía hablar, pero la única palabra que podía decir y sabía decir era “papito”.

"Todavía no he encontrado la ubicación de Ryan Jones y la Señora Whitman", dijo angustiado el agente de la Interpol. "El teléfono de Ryan está apagado, así que es imposible averiguar su ubicación".

Jeremy abrió un programa de GPS y trató de rastrear de nuevo la ubicación de Madeline, pero aún así, no encontró nada.

'Linnie, es imposible que hayas tirado la pulsera que te hizo Jack. ¿Será que Ryan encontró el GPS en el brazalete y lo tiró?'.

'Linnie, por favor, no dejes que te pase nada'.

"Papito", llamó Lillian a Jeremy infantilmente. Lo miraba fijamente con sus ojos claros y grandes sin parpadear.

Los ojos de Jeremy se ablandaron al instante. "Lily, ¿echas de menos a mamita?".

Lillian asintió seriamente.

Ella ya había cerrado la puerta con llave, pero aún así, pudieron abrirla fácilmente.

Madeline vio a dos extraños hombres que entraban y caminaban directamente a su lado con Adam siguiéndoles de cerca. Él llevaba una jeringa en la mano.

Ryan fue el último en entrar en la habitación y entró con una mirada despreocupada. Luego, al ver que Madeline estaba en guardia, mostró una sonrisa malvada.

"Hazlo", ordenó Ryan.

Los dos hombres que estaban al lado de Madeline agarraron los brazos delgados de Madeline de repente.

"¿Qué están haciendo? Ryan, ¿qué quieres hacerme?". Madeline miró a Adam, que sostenía la jeringa mientras se acercaba a ella. "¿Qué es esto? Ryan, ¿estás intentando inyectarme el veneno de acción lenta para controlarme también?".

"No. Te he dicho que no te haré daño". Ryan negó, pero su sonrisa se volvió más traicionera.

"¡Ryan! Dile a Adam que se detenga". Madeline se resistió con todas sus fuerzas mientras veía cómo Adam se acercaba a ella y le limpiaba las venas del brazo con un hisopo. "¡Adam, para! ¡Para!".