Esposa Pecadora romance Capítulo 1299

Sean sintió como si su pecho se apretara cuando escuchó las desgarradoras súplicas de Madeline.

"No llores, Eveline. Papá estará bien", la consoló con el fuego aún ardiendo en sus ojos. "¡Me niego a creer que este hombre pueda realmente hacer lo que quiera!".

Sean miró sin miedo a Ryan.

"Deja de hablar, papá. No hay nada que él no sea capaz de hacer, realmente lo hará...". Madeline negó con la cabeza como si su vida dependiera de ello. El miedo llenó su corazón mientras miraba de nuevo al siniestro hombre de ojos rojos.

"Deja ir a mi papá, Ryan. Te prometo que le convenceré para que deje de ir en contra de tus deseos. ¡No tendrás nada con lo que controlarme si les pasa algo a mis padres, Ryan!".

Madeline le suplicó al hombre frenéticamente y terminó amenazándolo en su lugar.

Ryan pareció tambalearse al ver que las lágrimas y la lluvia se mezclaban y caían del rostro de Madeline.

"Puedo dejarlo ir si eso es lo que desea mi mujer. Sin embargo, él debe aprender a recordar quién es y tú también. Intenten convertirse en mis enemigos y los únicos que sufrirán serán todos ustedes".

Madeline escuchó entonces un disparo, seguido de un gruñido de dolor de Sean.

¡El corazón de Madeline dio un vuelco y giró la cabeza para echar un vistazo!

Sean tenía una bala en la pierna y la sangre había empezado a teñir sus pantalones de rojo. El charco de lluvia bajo sus pies también se estaba volviendo rojo.

"¡Papá!".

Madeline sintió que una espada atravesaba su corazón mientras miraba a Sean, quien había caído al suelo bajo la lluvia y que apenas estaba consciente. Las lágrimas comenzaron a caer libremente.

Hizo acopio de todas sus fuerzas para zafarse del agarre de Ryan, pero su fuerza no era rival para la de él.

"Este es el precio por intentar escapar, Eveline", advirtió Ryan junto a la oreja de Madeline antes de soltarla.

Libre, Madeline corrió hacia Sean. La lluvia había hecho que el camino estuviera resbaladizo y Madeline acabó resbalando y cayendo pesadamente al suelo.

Múltiples cortes pequeños se abrieron en sus palmas, pero su prioridad era Sean. Se levantó a pesar del dolor, corrió hacia su padre y se arrodilló en el suelo mientras tiraba de él hacia sus brazos.

"¡Papá! ¡Papá!".