Esposa Pecadora romance Capítulo 1685

Felipe y Cathy se miraron. Después de un largo tiempo, Cathy volvió en sí y se liberó del agarre de Felipe.

"¿Qué diablos es lo que quieres decir?", preguntó Cathy, aparentemente impaciente. "Si todavía no vas a hablar, me iré. Hablo en serio".

Al ver la decisión en los ojos de Cathy, Felipe no se atrevió a perder más el tiempo.

Con cuidado, él sacó un objeto de su bolsillo, y luego extendió su mano hacia Cathy.

Cathy bajó la mirada. La visión del cordón rojo en la palma de Felipe la dejó estupefacta.

"Lo siento. Perdóname por haberme dado cuenta de tu importancia solo después de haberte perdido. Perdóname por descubrir que eras esa niña en la que he estado pensando por más de diez años solo después de darme cuenta de tu importancia".

Cuando Cathy escuchó las palabras de Felipe, su expresión se tornó por un momento algo aturdida, y una extraña emoción apareció en sus ojos.

"¿Qué... has dicho?". El tono de ella había perdido la calma anterior, por lo que sonaba algo tembloroso en ese momento. "¿No lo sabías todo este tiempo? ¿No has decidido apadrinarme sólo porque sabías de nuestro primer encuentro en aquel entonces?"

"No". Felipe negó ligeramente con la cabeza. "Todo este tiempo, te he confundido con Eveline".

"... ¿Qué?". Cathy se sorprendió una vez más. Al mismo tiempo, al fin entendió todo.

'No me extraña que Felipe se hubiera preocupado tanto por Madeline y que la hubiera protegido a toda costa. Al parecer, él había cometido un error...'.

"Durante todos estos años, desde que conocí a Eveline, pensé que ella eras tú. Pensé que ella había sido la chica que me había dado la cuerda roja cuando era un niño, dándome esperanza y alegría. Hasta que pensé que me ibas a dejar por siempre. Entonces, finalmente me di cuenta de que, después de todos estos años, había estado dándole el calor y el amor que debí darte hacia la persona equivocada".

"...".

Al escuchar esto, las lágrimas cayeron silenciosamente de los ojos de Cathy.

Esas lágrimas fueron rápidamente secadas por el viento, y ella comenzó a reír mientras lloraba.

Tras dar su bendición, Felipe se giró.

En el momento en que la soltó, Cathy sintió como si su corazón se vaciara.

Ella apretó la cuerda roja en su mano, observando la sombría silueta de Felipe mientras se alejaba de ella. Las lágrimas volvieron a clavarse en las esquinas de sus ojos.

"¡Felipe!".

Ella gritó su nombre con un sentimiento indescriptiblemente intenso.

Los pasos de Felipe se detuvieron.

Él giró la cabeza. No sabía si sus ojos estaban húmedos por la brisa del mar, ya que su visión del hermoso rostro de ella se veía algo borrosa. Si bien no podía ver claramente la expresión de Cathy, pudo escuchar claramente su pregunta. "Felipe, ¿aún existe la posibilidad de que nos volvamos a ver?".