Esposa Pecadora romance Capítulo 1698

"Creo que sí". Cathy estaba segura de ello.

Ella pensó de repente que podía ver su antiguo yo en Shirley.

En ese entonces, ella también hubiera hecho cualquier cosa por Felipe sin dudarlo. Ella habría hecho cualquier cosa por él.

En aquel entonces, incluso había hipnotizado a Jeremy por ese hombre...

Sin embargo, ese día ya había pasado.

En ese momento, no solo ese día había desaparecido, sino también esa persona.

Mientras estaba perdida en sus pensamientos, ella escuchó el teléfono de Adam sonando.

"Es Jeremy", dijo Adam haciéndole un gesto a Cathy para que no hiciera ningún ruido.

Cathy asintió con la cabeza y Adam respondió el teléfono. "No te preocupes. Te aseguro que voy a desarrollar el reactivo antitoxinas para curar a Eveline lo antes posible. Últimamente he estado muy ocupado con mis investigaciones, así que no te preocupes si no consigues ponerte en contacto conmigo. Te llamaré en cuanto haya novedades".

Cathy pudo notar que Adam no quería que Jeremy supiera de su captura. Su corazón sintió un dolor repentino por ese hombre que siempre prioriza las necesidades de los demás sin apenas considerarse a sí mismo.

Mientras tanto, Jeremy, sin saber de la situación de Adam y Cathy, se había preocupado principalmente por los movimientos de Fabián todo este tiempo.

Según lo que entendía de la situación hasta el momento, Fabián estaría llegando a Glendale en dos días.

Cuando Madeline se enteró de esto, su preocupación principal fue su preciosa hija.

Ella sabía que la pequeña princesa realmente quería ver a Fabián.

Fabián debió tener una presencia extraordinaria en el corazón puro de la princesita.

"¿Familia?". El guardia se mostró dudoso. Antes de que pudiera seguir preguntando, el hombre le entregó una foto.

Era una foto de él y Lillian.

Cuando el guardia vio la foto, bajó la guardia. "Espere aquí un momento".

"Está bien". El hombre asintió ligeramente. Vio entrar al guardia y, poco después, apareció una figura menuda.

La maestra de la clase tomó la mano de Lillian mientras caminaban hacia el hombre lentamente.

Al ver de nuevo ese rostro puro y adorable, los ojos del hombre se entrecerraron, brillando sutilmente.

Cuando Lillian vio por fin al hombre, sus pequeñas piernas se detuvieron lentamente.