Esposa Pecadora romance Capítulo 1702

'¿Qué?'.

La respuesta de Fabián, similar a un trueno en tiempo despejado, sorprendió a Madeline y a Jeremy. El peso de la noticia se sintió como un repentino y fuerte aguacero que los empapó de pies a cabeza.

La visión de Madeline se quedó en blanco, como si todo el oxígeno de su cuerpo hubiera sido succionado.

"¡Linnie!". Jeremy sostuvo a Madeline, quien parecía estar a punto de desmayarse.

Madeline se despertó de repente de su estado, le lanzó una mirada a Fabián, y luego se dio la vuelta y corrió hacia el consultorio del médico que estaba cerca.

Jeremy también miró a Fabián y luego persiguió a Madeline rápidamente. "Linnie, cálmate".

Él estaba preocupado por ella, pero al mismo tiempo, también estaba preocupado por Lillian.

'No, tiene que haber un error'.

'Lily ha estado bien todo este tiempo. ¿Cómo podría tener leucemia?'.

Jeremy seguía negando esto en su corazón, al igual que Madeline.

Cuando llegaron al consultorio del médico, Madeline empujó la puerta para abrirla. Cuando el médico estaba a punto de hablar después de ver a Madeline y a Jeremy, escucharon a Lillian llamando a Madeline cariñosamente: "Mamá".

Madeline corrió rápidamente hacia Lillian y se agachó frente a ella. "Lily, Lily, dime. ¿Dónde te duele? Déjame verte bien".

Madeline le preguntó incoherentemente. Las lágrimas caían por sus mejillas mientras hablaba.

Las palabras de Fabián eran como una espada afilada que atravesaba cruelmente su corazón, el cual ella sentía que sangraba profusamente en ese momento.

"Linnie, calmémonos para no asustar a Lily. Preguntémosle al doctor primero". Jeremy se acercó y le dio unas palmaditas suaves en el hombro a Madeline, y luego le entregó un pañuelo para que se secara las lágrimas que se escapaban de los ojos.

Aunque en su corazón se produjera una fuerte tormenta, él tenía que aguantar, sosteniendo el paraguas en medio de la tempestad. También por ella y por sus hijos.

Madeline luchó contra las lágrimas. Ella se giró para mirar a Lillian, quien parpadeó con sus enormes ojos, y luego sintió oleadas de dolor insoportable.

La niña apenas tenía cinco años. Era pura y brillante, todavía era joven e ignorante, y sin embargo tenía que soportar ese tipo de dolor.

Madeline se sintió agotada de repente. Todo lo que quería era tener una vida tranquila con su familia, pero esos momentos siempre parecían estar fuera de su alcance.

"No tienes que preocuparte por el momento. Esto no es más que una conjetura mía. Tendremos una respuesta concreta cuando hayamos completado un examen más completo de la niña".

Sin embargo, tras las esperanzadoras palabras del médico, la fría voz de Fabián se coló desde la entrada del consultorio.

"No es necesario esperar por el resultado".