Esposa Pecadora romance Capítulo 1821

El corazón de Carter se estremeció cuando escuchó eso.

Mantuvo la mirada fija y miró a Shirley, quien todavía mostraba una expresión fría en sus ojos. “¿Por qué esperaste hasta ahora para decírmelo?”.

Shirley rio con indiferencia. “He venido aquí con un propósito, por supuesto. Quiero hacer un trato contigo. Si no, no me habría molestado en hacértelo saber”.

"...". Carter frunció los labios cuando escuchó la respuesta de la mujer. No pudo pensar en una réplica.

La expresión de Camille se ensombreció. “Shirley, ¿estás diciendo que usarías al bebé como una herramienta de negociación a cambio de beneficios?”.

“Tiene toda la razón, señora Gray. De hecho, estoy aquí hoy para obtener algunos beneficios”, admitió Shirley abiertamente y sin reservas.

Carter y Camille se quedaron perplejos; Ada estaba ardiendo de rabia, pero se sentía menos amenazada debido a la actitud de Shirley en ese momento.

“¿Qué quieres?”, preguntó Carter directamente.

Shirley le lanzó una mirada a Ada y luego respondió: “Me gustaría hablar contigo en privado. Después de todo, algunos asuntos no son adecuados para ser discutidos en presencia de forastero”.

Ada sabía que Shirley se refería a ella como la “forastera”.

Ada estalló por la ira de inmediato; señaló a Shirley y maldijo: “¿Cómo puedes ser tan desvergonzada, Shirley? Tú eres la que ha venido a buscar a mi marido y, sin embargo, dices cosas tan escandalosas. ¡Tienes la piel tan dura!”.

Shirley miró a Ada sin darle importancia. “Tú deberías saber mejor que nadie si mi piel es dura o suave, ¿verdad?”.

“...”. Ada entendió el significado oculto detrás de las palabras sarcásticas de Shirley, pero no podía importarle menos en ese momento. Ada solo quería descargar su ira. “Shirley, tú...”.

“Cierra la boca”, la interrumpió Carter bruscamente.

“...”. Ada, sobresaltada, inmediatamente cerró la boca.

“¿Quieres hablar conmigo en privado? Me parece bien. Acompáñame”, dijo Carter a Shirley, luego se dio la vuelta y se dirigió directamente hacia la escalera.

Cathy se había sentado tranquilamente en el mismo lugar después de que Shirley subiera las escaleras.

Camille miró a Cathy con detenimiento durante un rato y luego le preguntó: “Señorita, ¿se apellida Jordan?”.

Cathy guardó silencio, pero asintió tímidamente con la cabeza.

Camille reflexionó durante unos segundos y volvió a hablar: “Creo que te he conocido antes en algún sitio. Me resultas familiar”.

Cuando escuchó esto, Cathy miró a Camille con seriedad. “Creo que no nos conocemos, señora Gray”.

“Supongo que tienes razón”, dijo Camille con una sonrisa, pero mantuvo su mirada en el rostro de Cathy.

En este punto, Ada se sentía aún más como una extraña.