Esposa Pecadora romance Capítulo 1834

Sin embargo, Carter ni siquiera se había molestado en mirarla. “A partir de ahora, tú serás la responsable de cuidar a Shirley, incluyendo su dieta y sus necesidades diarias. Si Shirley experimenta alguna molestia o si el bebé en su vientre sufre algún daño, será por tu culpa”.

“... ¿Qu... qué?”. Los ojos de Ada se abrieron por la sorpresa. “¿Quieres que me encargue de la dieta y las necesidades diarias de Shirley? ¿No me convertiría eso en su sirvienta?”.

Siempre que Carter estaba presente, Ada intentaba parecer digna y elegante, pero las palabras de Carter la hicieron revelar al instante su verdadera naturaleza.

Carter miró a Ada con indiferencia.

“Puedes elegir no hacerlo. Solo tendrás que estar preparada para que, en adelante, tengas que soportar las mismas dificultades que Shirley”.

“...”.

El rostro de Ada palideció al escuchar esto.

¿Las mismas dificultades que Shirley?

¿Desfigurada?

¿Incapacitada?

¡De ninguna manera!

¡Ella tampoco sería capaz de soportarlo!

“Carter, yo... Realmente no he... no he lastimado a nadie...”.

“No perdamos el tiempo, ¿sí?”.

“...”.

Carter interrumpió con impaciencia la objeción de Ada.

Cuando Ada vio la mirada penetrante en los ojos del hombre, cerró la boca de inmediato y no se atrevió a hablar más.

Carter no tenía paciencia para esperar la respuesta de Ada, y estaba seguro de que ella no se atrevería a rechazar su petición, así que se dio la vuelta y se marchó.

Ada no había esperado este movimiento de Carter.

Con ello, protegió a Shirley y cortó todos los intentos de Ada de hacerle daño también.

Un poco después de la medianoche, entró en el dormitorio de Lilian y miró a la adorable niña que se había quedado dormida. La mente de Fabián estaba confusa.

“Lilian, ¿crees que debería ayudar a tu madre?”.

El tono de Fabián era suave al preguntarle a Lilian, quien no podía oírle.

“Tus padres mataron indirectamente a mi hermano y a esa decepcionante hermana mía. ¿Debo simplemente ignorarlos?”.

Frustrado, Fabián levantó las cejas. Extendió una mano para acariciar suavemente el pequeño rostro de Lilian, y la expresión de sus ojos se suavizó gradualmente.

“Solo quiero dejar todo atrás y llevarte a una isla hermosa y tranquila donde puedas crecer sana y pacíficamente”.

Inmediatamente después de que Fabián terminara esta hermosa oración en su corazón, el teléfono de su bolsillo vibró.

Lo sacó y miró el identificador de llamadas antes de darse la vuelta para salir de la habitación de Lilian.

En el momento en que salió de la habitación, Fabián le preguntó impacientemente a la persona que llamaba: “¿Por qué me llamas a estas horas? Ya te lo he dicho antes. No quiero volver a estar en contacto contigo”.