Esposa Pecadora romance Capítulo 1885

Carter estaba a punto de hablar con Jeremy cuando escuchó el repentino grito de la sirvienta en el segundo piso.

Justo cuando se dio la vuelta, también oyó un fuerte golpe proveniente de las escaleras, como si algo pesado estuviera rodando por las escaleras.

Cuando levantó los ojos para mirar más de cerca, vio que era Shirley la que estaba cayendo por las escaleras con su silla de ruedas, y se quedó estupefacto.

“¡Shirley!”. Lleno de pánico, Carter corrió hacia Shirley, quien había caído por las escaleras.

Camille también se apresuró a acercarse.

Madeline y Jeremy también se sorprendieron. A pesar de todos los actos despreciables que había cometido Shirley, no miraban con frialdad desde un lado.

La sirvienta del primer piso se quedó tan quieta como una estatua mientras observaba cómo Shirley caía durante todo el trayecto por las escaleras.

Carter le había dicho en repetidas ocasiones que vigilara adecuadamente a Shirley, pero dado que esta había caído por las escaleras junto con su silla de ruedas, la sirvienta estaba preocupada de que ella también sufriera pronto.

Shirley cayó todo el camino hasta la planta baja. Cuando perdió el equilibrio, la silla de ruedas le pasó por encima. Sintió dolor, sin embargo, ya no le importaba.

Carter corrió hasta el final de la escalera y se puso de rodillas para cargar a Shirley.

La caída y el tropiezo desde el primer piso le habían provocado a Shirley algunas heridas en la carne, pero su cabeza había sufrido la lesión más grave al chocar contra la barandilla metálica de la escalera.

Carter cargó a Shirley y se preparó para correr al hospital.

Cuando Shirley, quien tenía los ojos medio cerrados por el dolor, vio el semblante de pánico de Carter, unas lágrimas cristalinas rodaron por las comisuras de sus ojos.

“No tienes que llevarme al hospital”, dijo Shirley con una sonrisa.

Carter se detuvo bruscamente. Sintió un líquido caliente y pegajoso en la palma de su mano.

Mientras se preguntaba qué era, Camille de repente gritó: “¡La parte inferior de su cuerpo está sangrando! ¡Llevala al hospital, rápido!”.

Cuando Carter escuchó esto, sintió como si su corazón se hubiera detenido y se estuviera asfixiando por un segundo.

“Sí, así es. No quiero volver a verte. Estoy cansada”.

Las comisuras de los labios de Shirley se tensaron mientras un dolor y una desesperación interminables podían verse en su sonrisa.

“Realmente me sentí agradecida por haberte conocido en el pasado. Todos esos años que hemos pasado juntos me hacen sentir que soy la persona más afortunada del mundo”.

“Al principio, siempre había estado inmersa en mi odio egoísta. Odiaba a mis padres por querer solo a mi hermano, pero después de encontrar el cuaderno de mi padre, me di cuenta de que su amor nunca había sido parcial. Incluso se habían preocupado por mí un poco más que por mi hermano”.

“Me enviaron a San Piaf para que siguiera estudiando, pero yo pensaba que querían abandonarme. Creyéndome infalible, dejé la escuela y deambulé por las calles. Me sentí indiferente cuando me enteré de sus muertes, pero finalmente sé lo estúpida que fui. Sss…”.

Mientras Shirley relataba su pasado, fruncía el ceño con dolor, y más lágrimas llenaban las comisuras de sus ojos.

“Aunque mi estúpido hermano siempre parece hacerme la vida imposible y ocasionalmente me regaña, sé que se preocupa por mí. Sin embargo, la terquedad de su supuesta hermana acabó con él y con esa chica tan amable al final…”.

Mientras hablaba, Shirley movió la cara y miró a Madeline y Jeremy, quienes estaban cerca.