Esposa Pecadora romance Capítulo 1939

Carter hizo una pausa, y la comisura de sus labios se levantó para formar una sonrisa intrigada.

"Jeremy, parece que esta vez no vas a regresar a Glendale después de venir a San Piaf". Carter volvió a cargar la pistola y apuntó al corazón de Jeremy.

Volvió a mirar la pantorrilla sangrante de Jeremy y se rio de repente.

"Duele, ¿verdad? Pero este tipo de dolor desaparecerá pronto porque muy pronto perderás todos tus sentidos".

Mientras hablaba, sus ojos se entrecerraron y luego sus dedos se retiraron.

"Jeremy, vete al infierno y paga por la muerte de mi hijo".

"¡Detente!".

Justo cuando Carter estaba a punto de dispararle a Jeremy de forma tan grandiosa y cuando Jeremy pretendía esquivar, una voz llena de preocupación llegó desde arriba para detenerlo.

Los dedos de Carter se pusieron rígidos de repente. Él levantó los ojos y vio a Shirley en una silla de ruedas junto al balcón del segundo piso.

Shirley miraba nerviosa y preocupada la escena que se desarrollaba en el patio de abajo.

"Carter, si te atreves a matar a Jeremy, saltaré desde aquí". Carter pudo oír claramente las palabras de Shirley.

Carter frunció el ceño, visiblemente disgustado, pero no volvió a apretar el gatillo.

“Ahora eres como un extraño para mí”, dijo Shirley con un toque de sarcasmo. "Yo ya no cometo esos actos viles, entonces, ¿por qué tienes que llegar tan lejos y cometer estos actos que van en contra de tu conciencia?".

"¿Es esto contra mi conciencia?". Carter se burló y levantó los ojos para encontrarse con la mirada de Shirley. "Shirley, ¿realmente te importa nuestro hijo muerto?".

La pregunta de Carter hizo que el corazón de Shirley doliera.

¿Cómo podía no dolerle el corazón?

Sin embargo, ella realmente no tenía otra opción. Ninguna en absoluto. Ese niño nunca había tenido la posibilidad de nacer.

Él giró lentamente la cara para mirar a Jeremy. “Tu mujer todavía te ama inconscientemente, y mi mujer está aquí para suplicar piedad para ti. Jeremy, a veces realmente me das envidia".

Carter guardó la pistola.

"Lleven al señor Whitman de vuelta a la habitación de invitados, y luego llamen al doctor Lane para que le dé un tratamiento adecuado. Es nuestro honorable invitado. Si lo vuelven a herir, les haré pagar dos veces".

Carter ordenó a sus guardaespaldas y luego volvió a levantar la mirada hacia Shirley.

"¿Estás satisfecha ahora?".

Shirley apretó los puños y frunció los labios.

"Carter, no tienes que fingir para mí. Sé lo que quieres hacer".

"Sí, lo sabes. Sabes todo sobre mí. ¡Así que no se te ocurra escapar de mi vista!".