Resumo de Capítulo 2098 – Capítulo essencial de Esposa Pecadora por Sixteenth Child
O capítulo Capítulo 2098 é um dos momentos mais intensos da obra Esposa Pecadora, escrita por Sixteenth Child. Com elementos marcantes do gênero Romántica, esta parte da história revela conflitos profundos, revelações impactantes e mudanças decisivas nos personagens. Uma leitura imperdível para quem acompanha a trama.
Esas palabras debieron ser dulces, pero en ese instante, se sintieron como un cuchillo afilado atravesando el corazón de Shirley.
Ella sabía que ya no podía detener a Carter.
Carter ya había tomado una decisión.
Cuando vio que Carter se acercaba lentamente al mar, el corazón de Shirley se rompió al instante. El frío viento de invierno invadió su corazón y sintió una frialdad hasta los huesos.
“¡No! ¡Carter, por favor, no lo hagas! ¡Carter!”.
Shirley gritó para detenerlo. Le tendió la mano y utilizó todo lo que tenía para mover su cuerpo y acercarse a Carter, pero eventualmente, se cayó de la silla de ruedas.
Cuando Carter escuchó el ruido, paró en seco y se giró para echar un vistazo.
Vió a Shirley en el suelo helado. Se encontraba en el suelo sin poder hacer nada mientras le hacía señas con todas sus fuerzas, con las lágrimas empapando su rostro.
Carter sintió que su corazón se encogía y frunció el ceño. Sin embargo, optó por hacerse de la vista gorda.
“No, no lo hagas, no...”.
Shirley extendió su mano temblorosa. Tenía la esperanza de que Carter se diera la vuelta para sostener su mano, pero nunca lo hizo.
Estaba tan cerca de él y, sin embargo, se sentía como si estuvieran a millas de distancia, fuera de su alcance.
Por mucho que ella le tendiera su brazo, siempre habría una distancia entre ellos...
“Shirley, eres muy inteligente, así que debes ser capaz de hacer algo que te haga olvidar tus problemas y tu pasado. Si puedes, por favor, olvídame por completo”.
Con esa última frase, Carter siguió caminando sin detenerse.
En ese instante, Shirley sintió como si hubiera caído en un abismo, todos los colores frente a sus ojos se vieron envueltos por la oscuridad.
No podía creer lo que acababa de ver, a pesar de que aquellas siluetas y rostros se veían cada vez con más claridad.
Cuando Shirley vio que Carter se había dado la vuelta, una sonrisa de alegría apareció inmediatamente en su rostro.
Levantó la mano para secarse las lágrimas. Quería apoyarse con las manos, pero no podía ponerse de pie sin importar lo que hiciera.
En medio de su estado de angustia e impotencia, un par de cálidas palmas la agarraron por el brazo y la cintura.
“Ponte de pie ahora. No querrás resfriarte”.
Una voz cálida y preocupada llegó a su oído.
La atención de Shirley había estado en Carter todo este tiempo. Ahora que sentía que alguien se preocupaba por ella y la ayudaba a levantarse, por fin recuperó el sentido común.
Cuando vio a la persona que la ayudaba, se sintió atónita y gratamente sorprendida a la vez.
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