“Hay tantas personas extrañas en este mundo. ¿Cómo pudo ella venir a nuestra casa a suicidarse? ¿Intentaba incriminar a Eveline y Jeremy?”.
Eloise suspiró luego de escuchar eso desde un costado. “Mi Eveline es tan desafortunada. Los problemas no han cesado ni siquiera después de tanto tiempo”.
Cuando Madeline escuchó las palabras de Eloise que estaban llenas de preocupación, sonrió y se acercó.
“Mamá, no te preocupes por mí. Estoy bien ahora”.
Eloise levantó la vista para mirarla. “¡Eveline, has vuelto! ¿Cuál es la situación ahora? ¿Está en peligro la vida de esa mujer?”.
Madeline negó con la cabeza. “El doctor llamó a Jeremy cuando veníamos de regreso. Dijeron que no está en peligro”.
“Eso es bueno”, Eloise y Karen dejaron escapar suspiros de alivio.
Si bien Hannah hizo muchas cosas que les disgustaban, su vida también era importante. No deseaban que algo malo le sucediera.
Karen le pidió a los sirvientes que limpiaran el baño y les pidió que vigilaran la puerta para que no volvieran a entrar extraños.
Luego del problema con Hannah, Madeline se sintió mal por haber hecho que sus padres se preocuparan por ella de nuevo.
Madeline pensó en ello durante toda la noche y finalmente, decidió tener una seria conversación con Hannah.
Si Hannah en verdad estaba fingiendo solamente, entonces ella tendría un objetivo. Madeline ya no quería andarse con rodeos.
Cuando se despertó a la mañana siguiente, ella recibió una llamada anónima.
Madeline pensó inconscientemente que esa llamada estaba relacionada con Hannah. Cuando contestó, efectivamente era así.
Era del hospital. Decían que Hannah había despertado y que no dejaba de preguntar por su hermana en un estado delirante. Ellos no sabían quién era la hermana de Hannah, pero la escucharon repitiendo su número de teléfono.
Al comprender lo que estaba ocurriendo, Madeline se arregló y fue al hospital.
Cuando estaba en la sala del hospital, la enfermera le estaba colocando un suero intravenoso a Hannah. Hannah lucía un poco muerta en ese momento.
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